La Coral Polifónica Piloñesa suma voces para superar el «bache» de la postpandemia

Su «fidelidad» a la Coral Polifónica Piloñesa, además de su buen hacer y de los éxitos alcanzados son los motivos que llevaron a esta formación, presidida por Tino Sierra, a conceder su galardón al Ochote Langreano. Que ayer recogía su Avellana de Oro con sincero agradecimiento. «Desde hace 27 años, desde que cantamos en las fiestas de Santa Teresa, los consideramos parte de nuestra familia coral», destacaba la directora de la formación langreana, Patricia Miriam Martínez.

«Siempre están, y estamos, ahí, apoyándonos mutuamente, colaborando en lo que podemos», añadía, al tiempo que, remarcó, la Coral Polifónica Piloñesa, «es como nuestra segunda casa».

Un segundo hogar que trata en este presente de sentar las bases para seguir creciendo y volver, en la medida que sea posible, a acercarse a los buenos años, antes de que la covid hiciera que poco a poco se fueran marchando integrantes. Las perspectivas son favorables después de ese «bache» que supuso la postpandemia.

De momento, rondan la treintena de componentes y acaban de sumar nuevas voces, «la mayoría de ellas jóvenes». Y están a punto de recuperar uno de los dos coros que se perdió con la pandemia, el infantil. Además, encaran con optimismo lo que está por venir. De momento, en ocho días, la formación estará en Galicia, donde cantará en la misa del peregrino.

«Somos un coro viajero», explica Tino Sierra, que recuerda que han actuado en prácticamente toda España y en numerosos países europeos. Ahora, se preparan para volver a dejar muestra de su buen hacer en los concursos de corales. «Siempre estamos haciendo algo, somos una entidad con inquietudes, con ganas de hacer cosas nuevas», añade Sierra.