«Hay negocios en Llanes que no podrán volver a abrir sus puertas»

-¿Está de acuerdo con la reapertura que plantea el Principado?

-No, porque es una reapertura trampa, que nos lanza a un callejón sin salida, nos impide hacer rentables y viables nuestros negocios y, sobre todo, que no ha sido consensuada con el sector. Es absolutamente inaceptable.

-¿Qué problemas les plantean las condiciones establecidas?

-Muchos. El principal es el cambio que hay con las distancias. Ya teníamos metro y medio entre mesas, pero ahora rizan el rizo y nos piden dos metros entre sillas; con lo cual, conociendo los establecimientos del concejo, hay muchísimos en los que es imposible mantenerlas. Hay negocios que van a tener muy pocas mesas para poder trabajar. También son graves la ausencia de venta en barra y el horario. No sé si en el Gobierno del Principado son conscientes de que la gente trabaja hasta tarde, y más ahora con los comercios intentando sacar adelante algo de dinero, así que las cenas van a ser inviables. Es ridículo.

-¿Y qué propone en cambio?

-Mantener las distancias de seguridad y el número de comensales como estaban antes del cierre del 3 de noviembre, además de cambiar el horario del toque de queda a la medianoche. Que nos dejen al menos tener a nuestros clientes hasta las once sería razonable, lo necesitamos.

-¿Se sienten escuchados por el Gobierno regional?

-Absolutamente no. Llevamos así desde marzo e intentamos por todos los medios dialogar, proponer y crear una mesa común. Debería haber un equipo de trabajo económico en el que estén los hosteleros junto con técnicos del Principado para buscar soluciones mirando a los lugares donde se están haciendo bien las cosas y están obteniendo resultados. No es el momento de las ideologías, se trata de dar soluciones a los ciudadanos, pero ¿cómo vamos a confiar en una Administración que manipula los datos?

-¿A qué se refiere?

-A lo de los números de esta semana. Me parece una manipulación horrible. Nos dicen que la incidencia del virus bajó, pero es que hicieron la mitad de test.

-¿Qué echa en falta por parte de las administraciones?

-Los ayuntamientos tienen poco margen, pero están haciendo lo que buenamente pueden y creo que están bastante a la altura de las circunstancias. No puedo decir lo mismo en cuanto al Gobierno autonómico, porque ellos sí toman decisiones, pero lo hacen antes de reunirse con el sector, algo que sienta muy mal. Cuando te convocan para resolver un problema lo menos que esperas es que te tengan en cuenta y haya una negociación, no que hagan un paripé. Desmoraliza, frustra y es engañar a los ciudadanos.

-¿Cómo es ahora la situación de los hosteleros en Llanes?

-Muy deprimente. La gente va perdiendo poco a poco la ilusión, los empresarios nos vamos endeudando cada vez un poco más. No queremos las mal llamadas ayudas, sino poder trabajar.

-¿Mal llamadas ayudas?

-Son más bien compensaciones, porque la Administración nos obliga a un cierre que además es general y hace mucho daño, ya que hay municipios en los que no se entiende porque apenas hay casos. ¿Por qué nuestros vecinos de Ribadedeva no pueden tener abierto y cruzando el puente entre Bustio y Unquera (Cantabria) sí? Queremos que se apliquen medidas pero siguiendo un criterio de índice de contagios. Cerrar por cerrar es muy fácil pero no funciona, y ya se demostró.

-¿Cambió algo en el sector llanisco debido a la pandemia?

-Yo que llevo muchos años en el mundo asociativo de Llanes estoy notando que hay mucha más unión y la gente se está dando cuenta de lo importante que es estar asociados. Aún así, están surgiendo en Asturias algunas asociaciones que se oponen a las de siempre. Parece que hay interés en romper nuestra unión, pero les diría que no pierdan el tiempo: estamos más unidos que nunca.

-¿Teme que se queden negocios por el camino?

-Sí, estoy convencido de que habrá muchos negocios que no puedan seguir. Es muy triste que una situación de estas se lleve por delante el trabajo de tantos años. La ilusión, los ahorros y la inversión de la gente. Y muchos de los perjudicados son jóvenes a los que la pandemia les pilló arriesgando su dinero y el de sus familias para emprender o ampliar negocios. Porque esa es nuestra la realidad; aquí no hay grandes empresas ni multinacionales, somos autónomos que estamos al frente de empresas muy pequeñas y no vemos las ayudas a emprendedores con las que algunos políticos se llenan tanto la boca.

-¿Cómo vivieron las semanas de cierre obligado?

-Con incertidumbre, miedo, depresión. Sobre todo el estar recluido en casa con la impotencia de no hacer nada es algo muy duro para la gente del sector, que estamos acostumbrados a trabajar todos los días. Es un cambio en tus hábitos, tus costumbres, tu modo de vida, y lo pasamos muy mal.

-¿Cómo afectarán estas restricciones al sector turístico de Llanes a largo plazo?

-De una forma muy negativa. El presidente del Principado ya da por hecho que habrá una tercera ola, así que le pediría que se tome muy en serio el hacer un plan para sacar al sector de la situación en la que se va a ver. No necesitamos limosnas, sino un plan serio y potente para salvar todo el empleo que generamos. Somos un motor económico de Llanes porque movemos muchos tipos de trabajos, desde los productores de alimentos y bebidas a los servicios de electricidad, carpintería, reparaciones y comunicaciones.

-¿Funcionará la Navidad?

-Es una incógnita. Es la primera con la pandemia y no sabemos qué va a pasar. Mucha gente no va a poder venir y otros muchos que sí podrían, tampoco lo harán. Somos un concejo con mucha segunda vivienda y con gente, sobre todo jóvenes, que estudian y trabajan fuera, pero no sabemos si podemos contar con su vuelta. Con la limitación de personas por mesa también perderemos las cenas de empresa y lo mismo sucede con la Nochevieja, así que o las condiciones cambian o me temo que va a ser un fiasco.

-El verano fue muy bueno, ¿será suficiente para salvar el año?

-No. Es cierto que el verano estuvo bien y que gracias al trabajo de destacionalización que llevamos tiempo haciendo prácticamente se prolonga hasta octubre, pero no es suficiente. Veníamos de dos meses y medio de cierre, perdimos la Semana Santa y los puentes de San José y mayo, fechas en las que nuestros compañeros de hotelería tenían una ocupación muy alta. Fueron varios millones de euros los que se dejaron de ingresar en el municipio y recuperarlo en tres meses es imposible. Es un dinero totalmente perdido y yo no soy precisamente pesimista, pero veo la situación muy complicada.