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Un operario trabaja en la zona de reforestación de ejemplares autóctonos, cerca de El Pindal. NEL ACEBAL
Ribadedeva planta cara al eucalipto con 20.000 árboles autóctonos

Ribadedeva planta cara al eucalipto con 20.000 árboles autóctonos

Un proyecto pionero en Asturias de Fapas y el Ayuntamiento permite repoblar con madroños, encinas y abedules cerca de treinta hectáreas

VÍCTOR TREVIÑO

COLOMBRES.

Lunes, 17 de diciembre 2018, 01:56

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El bosque de Pimiango, en las inmediaciones de la ermita ribadedense de San Emeterio y la Cueva del Pindal, continúa su proceso de renovación. Lo hace gracias a un programa pionero en Asturias que sustituye los eucaliptos invasores por especies autóctonas. Encinas, madroños y abedules forman ahora el renovado perfil de la montaña de Ribadedeva. Esta iniciativa, puesta en marcha por el Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (Fapas) y la Fundación EDP, incluye también un trabajo experimental de investigación sobre métodos de eliminación de eucaliptos de nula rentabilidad económica en un ecosistema como este, que cuenta con un amplio valor energético. Se trata, explica Roberto Hartasánchez de Fapas, de «trabajar para revalorizar la vegetación autóctona».

La idea, apunta, es «restaurar esta zona que es de gran valor ecológico». Lo que hacen es retirar los eucaliptos para sustituirlos por especies autóctonas que se encontraban en el bosque original hace años. Por el momento han plantado cerca de 20.000 árboles en este terreno, sin embargo, todavía queda un largo camino por recorrer: «Tenemos por delante un trabajo de mantenimiento para que el lugar no se abandone», afirma.

La técnica de eliminación de esta especie invasora es otro de los puntos en los que Fapas pone más énfasis. Según explica Hartasánchez el proceso de extracción de eucaliptos es «un trabajo muy costoso». Por eso, la entidad realiza estudios para reducir estos costes, por ejemplo, «secándolos y dejándolos en pie para que se vayan descomponiendo». Además, el reto está en conseguir que las especies autóctonas consigan crecer sin necesidad de replantarlas. «Hemos detectado que en el sotobosque de eucalipto hay especies que no pueden crecer porque no tienen las condiciones necesarias», revela. Sin embargo, esta nueva técnica permitirá que las especies típicas de la región continúen su crecimiento con más facilidad.

Una experiencia piloto que Hartasánchez espera «que se convierta en una referencia por si otros ayuntamientos de Asturias también quieren retirar esta especie invasora». De momento han repoblado entre 20 y 30 hectáreas en Pimiango. «Lo que nos interesa es demostrar que se pueden eliminar eucaliptos en zonas donde no tienen ninguna rentabilidad», sentencia.

El Ayuntamiento de Ribadedeva es el primero en tomar esta iniciativa para retirar eucaliptos de las fincas municipales. Su alcalde, Jesús Bordás, apunta que la ermita de San Emeterio y la cueva del Pindal mantienen «la mejor reliquia de encinar en Asturias». Aunque la encina es una especie típica del bosque mediterráneo, Hartasánchez manifiesta que «curiosamente, y gracias a la composición del suelo, también se da en la costa oriental asturiana». Ahora, el objetivo del Fapas es reconstruir lo que era el ecosistema original.

Foto trampeo

Las plantaciones de eucalipto, apunta, no tienen prácticamente rentabilidad económica. Hartasánchez achaca esta situación «a la mala planificación forestal histórica de Asturias». La herencia de esta mala organización «ha dejado miles de terrenos ocupados por esta especie que no es ni siquiera rentable para las empresas que trasforman madera en celulosa. El coste de extracción, el transporte es mucho más alto que importarla de otros lugares», dice. En este sentido, critica que el eucalipto no haya sido considerado ya como una especie invasora: «Como es verde y lleva tantos años en la cornisa cantábrica parece que nos hemos acostumbrado. Hay mucha gente que todavía piensa que el eucalipto es una especie autóctona de Asturias y no de Australia», revela.

Asimismo, Fapas pretende desarrollar un trabajo de seguimiento de la fauna silvestre mediante el uso de cámaras de foto trampeo. A través de ella podrán conocer qué especies habitan en el encinar y cuál es su evolución a través de los años. Con estas cámaras fotográficas, que disponen de un sensor, «podremos documentar científicamente la evolución de dos especies, la marta y el armiño, que a pesar de ser especies típicas de alta montaña, viven en este lugar cercano a la costa», concluye.

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