El Principado sufre 75 argayos al año y sigue sin contar con un plan de prevención
La Universidad inició el trabajo para un sistema de alerta temprana pero se quedó sin fondos. Barbón promete dinero en 2025 para «un mapa de prevención»
Japón es tierra de terremotos y Asturias de deslizamientos de ladera, como vuelve a recordar el argayo que corta la autopista del Huerna ... desde el domingo 10. La comunidad es sitio propenso por su combinación de elevadas precipitaciones, materiales geológicos inestables y pendientes por doquier. La cordillera se alza por encima de los 2.000 metros de altura en puntos que están a menos de 50 kilómetros de la costa, abrupto contraste que lo marca todo. Un dato: apenas un 9,7% del territorio presenta pendientes por debajo del 10%.
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Una de las líneas de investigación que desarrolla la Geología es la de tener un conocimiento más concreto de los desprendimientos, analizar patrones y tratar de anticipar para cada zona qué condiciones de humedad y días de lluvia pueden desestabilizar el terreno. Desde la Facultad de Geología de la Universidad de Oviedo, María José Domínguez, Monsterrat Jiménez y Pablo Valenzuela se pusieron a ello.
«El germen fue mi tesis doctoral, en 2003, en la que empezamos a recopilar información de los argayos de la que dejaba constancia la prensa», recuerda Domínguez. La tesis de Valenzuela tiempo después «le dio un empujón definitivo». En total pudieron acopiar coordenadas de cada evento, carretera más cercana, los daños sufridos y la fecha, gracias en parte a una llamada de colaboración a la ciudadanía y una aplicación que, desde el móvil, permitía aportar información.
Compusieron así la Base de Datos de Argayos del Principado Asturias, con cerca de 3.000 eventos entre 1980 y 2020. La pesquisa tiene la limitación de que depende de lo que ha sido noticia y los desprendimientos que no causan daños rara vez lo son. Con todo, permite asegurar que Asturias registra un promedio de al menos 75 argayos al año.
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La estadística evidencia que en un año se pueden llegar a dar 262 desprendimientos (ocurrió en 2013) y que en un día malo las laderas pueden romper en 62 puntos (como pasó en noviembre de 2003). Las mayores concentraciones se dan en las cuencas por una geología «muy compleja y condicionada por la alternancia de materiales variados, algunos de ellos poco competentes», describió Valenzuela. A ello cabe añadir la abundancia de pendientes. Por concejos la lista la encabeza Cangas del Narcea y Oviedo, seguidos de Mieres y Castrillón.
La base de datos «la hicimos aprovechando contratos de pocos meses, teníamos una dedicación parcial, pero llegó un momento en el que nos quedamos sin financiación», lamenta María José Domínguez. Eso impidió abordar la segunda etapa del proyecto. La idea era cruzar el inventario «con los procesos meteorológicos más o menos intensos y hacer un paralelismo; determinar en qué situaciones meteorológicas es más probable que se produzcan estos incidentes».
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El análisis de la geología del Principado, sumado al conocimiento de los argayos, permitió identificar «las zonas con mayor susceptibilidad, qué tipo de rocas y pendientes son más propensas. Lo que nos queda trabajar es en cuándo se pueden producir», explica la catedrática.
¿Es posible? ¿Hay conocimiento científico como para hacer un sistema de alerta temprana de argayos? «Nunca llegaremos a predecir que el día 17 de noviembre en esta ladera habrá un desprendimiento, pero sí podemos aproximarnos en términos relativos. Saber qué condiciones de precipitación medida en litros por metro cuadrado y saturación del suelo incrementan el riesgo del argayo. Es como las alertas por incendio, cuando las lanzan no significa que se vaya a quemar todo el monte, pero sí que se dan unas condiciones de humedad y calor que pueden tener ese resultado», compara.
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«No es una entelequia»
Domínguez subraya que «la naturaleza tiene luego su grado de incertidumbre pero nos podemos aproximar y mitigar las consecuencias. En sitios como Las Azores ya hay estas alertas tempranas, no son una entelequia».
El problema es que convertir la base de datos en aplicación práctica «requiere tiempo, y para eso hace falta dinero». Intentos de financiar la segunda fase hubo, pero todos infructuosos. En 2018 el entonces presidente del Colegio de Geólogos de Asturias, José Antonio Sáenz de Santa María, defendió la oportunidad de que el Principado financiara el trabajo, en reuniones con el entonces consejero, Fernando Lastra.
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Como el Gobierno autonómico hizo caso omiso, Sáenz de Santa María convenció a otros partidos y de esa semilla surgen iniciativas que vuelven cíclicamente. En 2018 el entonces coordinador de IU, Ramón Argüelles, pidió un plan de prevención de argayos, con un mapa de riesgos.
En noviembre de 2020 fue Cs de Colunga quien demandó al Principado un estudio geológico de los argayos y la manera de prevenirlos, idea que alimentó un debate interno en el partido. En 2021 a esa bandera se sumó Foro Asturias, quien a través de Adrián Pumares reclamó ese mapa de argayos con zonas de riesgo «para así proceder a una monitorización que favorezca la prevención de estos desprendimientos».
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Cs hizo del tema una de sus batallas. En febrero de ese año logró que la Junta en pleno aprobara una proposición que instaba al Principado a abrir un marco de trabajo ese año con el Servicio de Emergencias, la Universidad de Oviedo y el Colegio Oficial de Geólogos para elaborar una estrategia de prevención, llegando a modificar normativa urbanística si fuera necesario. No sirvió.
Estudio geológico
En diciembre el Ejecutivo autonómico buscaba votos para su proyecto presupuestario de 2022. La portavoz de Cs, Susana Fernández, volvió a reclamar el plan de prevención «junto con el Colegio de Geólogos». El presidente, Adrián Barbón, le dijo que «por supuesto que aceptamos su propuesta. Nosotros vamos a poner este estudio geológico actualizado, esa digitalización para, en torno a ella, hacer un plan de contención de argayos».
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El martes Vox se sumó al coro. Su diputado Javier Jové recriminó que la base de datos de la Universidad seguía sin actualizar y no hay plan de contención. El consejero de Fomento, Alejandro Calvo opuso que este año dispone de 65 millones para conservación de carreteras, el mayor fondo «de la última década», gracias al que tiene 70 obras en curso. En ocasiones habla de ese esfuerzo como el plan de prevención que al final da resultado.
Al diputado de Vox le recordó además que hay una «partida específica para alimentar el sistema de información geográfica en el que están recogidos nuestros planes, no en las actividades de instituciones muy respetables como la universidad».
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Es cierto que el Principado mejora un Sistema de Información Territorial e Infraestructura de Datos, un sitio que saca mapas de la comunidad y que permite hacer uno identificando dónde hay un riesgo muy alto, alto, medio y bajo de desprendimiento de rocas, pero el conocimiento se queda ahí. Sigue sin cruzarse ese mapa de riesgos con las series de lluvias para lograr un mecanismo de alerta temprana.
El miércoles el presidente Barbón recogió el guante. Dijo que en los presupuestos de 2025 «irá dinero para un mapa de prevención de argayos porque sabemos que es una desgracia que por nuestra geología tengamos esa necesidad» y retó al PP a apoyar o abstenerse de la propuesta.
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