«Queremos recordar a Virgilio siempre riendo, como él era», afirman sus compañeros

Los compañeros enseñan una foto de Virgilio García; aunque es reciente, está en blanco y negro. Se le ve riendo. «Es así como queremos que sea recordado, porque siempre estaba de buen humor», afirmaban. Quedaba media hora para el inicio del funeral. Virgilio García, trabajador del servicio de Carreteras, falleció el día de Año Nuevo sepultado por un alud. Y ayer la plaza de la iglesia Santo Domingo de Guzmán (Oviedo) estaba llena de gente. A la una de la tarde llegaba la comitiva fúnebre. Al templo, entraban su hijo -Virglio García Orgeira- y su viuda, Carmen, acompañados por el párroco, José Antonio Rodríguez.

«Todavía un vecino me decía 'Virgilio era mi fontanero'; era muchas cosas, por eso queremos agradecerle su vida», clamaba el sacerdote en la homilía. «Donde estaba él había alegría y no era un chistoso, era una vida completa y alegre», añadía. También se dirigió a la familia. «Estos treinta días han sido la experiencia más dura de vuestras vidas, pero el amor no cesará nunca».