«Sigue habiendo doctoras a las que solo les ofrecen ser azafatas»
Amelia Valcárcel | Filósofa y consejera de Estado ·
La pensadora, una de las referentes en defensa de la igualdad, sostiene que harán falta varias generaciones para acabar con la brecha salarialKAY LEVIN
GIJÓN.
Jueves, 7 de marzo 2019, 03:33
La filósofa Amelia Valcárcel (Madrid, 1949) ha dedicado su vida al estudio de los sistemas de razonamiento y al feminismo en la lucha por la igualdad de género, actividad que, entre otros reconocimientos, le ha valido el galardón que esta semana recogerá en Guadalajara, el Premio a la Igualdad de Género 'Luisa de Medrano'. Fue primero catedrática de Filosofía Moral y Política de la UNED y es, además, vicepresidenta del Real Patronato del Museo del Prado y miembro del Consejo de Estado. Antes de la celebración del próximo 8 de marzo con motivo del Día Internacional de la Mujer, sostiene que la situación de la mujer «ha progresado» pero que «aún faltan varias generaciones» para conseguir la equiparación en temas como la brecha salarial.
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-¿Cómo valora la situación de la mujer en la sociedad española? ¿Cuánto ha progresado desde el inicio de la etapa democrática?
-Las libertades de las mujeres cursan en sociedades abiertas y nada ha podido venir mejor a las españolas que los 40 años de democracia. La democracia ha permitido afianzar algunos de los territorios de igualdad de los que se disfrutan actualmente y ha hecho un fuerte trabajo por abolir el entramado legal abusivo en el que el franquismo había colocado las vidas de las mujeres. La consecución de la agenda feminista está siempre vinculada a la incidencia que puede tener una democracia abierta, expansiva y, a ser posible, libre de miedos. Con ello quiero decir que imaginar que la agenda feminista pueda florecer en situaciones de falta de transparencia o libertades, o en autocracias, es simplemente tener demasiada imaginación.
-Sin embargo, todavía hay una elevada cifra de víctimas de violencia machista, brecha salarial... ¿Qué políticas de Estado serían necesarias para lograr la plena igualdad?
-Lo más grave de la brecha salarial es que, además, tiene unas consecuencias en las pensiones de las mujeres. Eso provoca una ancianidad menos protegida para ellas. A su vez, esa brecha se corresponde con una mayor presencia femenina en el trabajo doméstico y a que, pese a estar más ocupadas que antes, las mujeres cobran siempre menos y acaban teniendo menos. Cualquier gobierno decente que tengamos tendrá que ocuparse de esa brecha salarial. El objetivo a día de hoy en todo Occidente es lograr la paridad, en todas las esferas de poder, con una presencia paritaria de mujeres y varones en todas las capas para tener las mismas opciones, pero esto es más fácil enunciarlo que llevarlo a término. Llevará el trabajo de varias generaciones acabar con la brecha salarial.
-¿Y qué opina de las medidas de países como Portugal e Islandia, que apuestan por sancionar a las empresas que no cumplen con la igualdad salarial?
-Esto nos coge en un periodo en el que hay una cierta crisis del trabajo en general y lo único que veo es que quienes tienen malas posiciones de salida, como las mujeres, a pesar de su gran formación, siempre van a acabar penalizadas por ello. Desde el punto de vista de la filosofía, en general el mundo del trabajo está cambiando. Problemas como la renta básica universal están planeando sobre nuestra sociedad, a la vez que hay una carrera desenfrenada hacia el éxito económico por parte de algunos. Es una barbaridad que haya mujeres con un doctorado y solo les ofrezcan ser azafatas de congresos con una vestimenta determinada, al lado de eso algunas incluso preferirían la brecha salarial.
-¿Qué opina de la huelga convocada para el 8 de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer? ¿Qué ha cambiado desde la marcha del año pasado?
-El antiguo mundo de los trabajadores estableció un día para las reivindicaciones de la clase obrera, el 1 de mayo, en un tiempo en el que la dinámica de clases parecía explicarlo todo. El 8 de marzo es un gran día que se ha ido llenando de contenidos distintos a sus orígenes, cuando se formalizó para pedir el voto y derechos políticos por parte de las feministas. Esto cambia con movimientos como el 'MeToo', que saca a la luz el problema de las mujeres que son obligadas a vivir una vida donde el acoso y la vergüenza están demasiado presentes. Creo que el 8 de marzo siempre tendrá que parecerse más al 1 de mayo, porque tiene sus raíces ahí: no se trata de manifestar una alegría de la diferencia, sino que hay una agenda por cumplir. Y, además, con un carácter internacionalista, porque hay mujeres en otras partes de este mismo planeta que no podemos ni imaginar cómo estarán viviendo.
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-¿Cómo cree que ha impactado el movimiento 'MeToo' contra el acoso en España? ¿Cree que todavía le falta recorrido?
-El movimiento 'MeToo' todavía no ha impactado en España. El género de denuncias que se están haciendo en EE UU sobre personajes públicos, y en general en los países anglosajones (también el de las víctimas de abusos de la Iglesia), no ha llegado a ese nivel aquí. O los varones de España son muchísimo mejores que los otros, de otra pasta y material, o si son de la misma es que todavía no hay arrestos para hablar directamente de algunas cosas. Lo que sí tenemos es un fuerte movimiento reactivo ante el feminismo que se está encarnando en opciones políticas contrarias a las libertades de las mujeres y a las reivindicaciones de la agenda feminista.
-Ante las próximas elecciones hay diversos temas en discusión, como el aborto y la igualdad salarial. ¿Cree que se le presta la suficiente atención en campaña? ¿Qué opina de la retórica que se utiliza?
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-En estas elecciones hay una carrera hacia el éxito electoral. De la misma manera que en las últimas el tema principal parecía ser si habría un 'sorpasso' en la izquierda, ahora es si se producirá entre Ciudadanos y el PP, y eso va a acabar tiñendo la campaña. Esta manera de poner la agenda feminista en el medio algunos lo hacen con mayor o menor inteligencia. El candidato del PP no lo está pudiendo hacer peor. Incluso hace que gente que no es proclive a su opción política eche de menos a Mariano Rajoy en estos últimos meses. La insensatez en las propuestas nunca puede ser el estilo de un partido de gobierno. Y si el señor Casado, como se llama ese joven que ha estudiado un master de tres días no sé dónde, cree buenamente que las mujeres tienen que tener más hijos, debería explicarnos sus políticas de apoyo a las mujeres para que decidamos tenerlos. Sí creo que en general se le presta atención a la agenda feminista, tanto positiva como negativamente. Está empezando a colocarse en el centro del debate público, pero se ha producido una reacción, no sabemos cuánto de esporádica todavía, y esto ha canalizado el odio hacia ella por parte de cierto electorado, que no es muy grande pero es significativo.
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