«El suicidio de María José no servirá de nada si no cambian el Código Penal»
La asociación Derecho a Morir Dignamente urge la despenalización, mientras el Colegio de Médicos de Asturias prepara un gran congreso sobre eutanasia
chelo tuya
Gijón
Domingo, 7 de abril 2019, 04:54
«Dame la mano, que quiero notar la ausencia definitiva de sufrimiento. Tranquila, tranquila. Ahora te dormirás enseguida». Esas fueron las últimas palabras que María José Carrasco escuchó de su marido, Ángel Hernández. Y las primeras que el mundo, en un vídeo ya viral, escuchó de una historia que llevaba detrás mucho amor, 30 años de enfermedad degenerativa y la posterior detención de Ángel, al suministrar a su mujer el vaso con el medicamento que le provocó la muerte. Una muerte que ella había pedido de forma pública (dejó constancia en varios vídeos) y que preparó, solicitando el medicamento por internet. Lo único que no pudo hacer sola fue acercárselo a la boca, porque desde hacía años ella dependía para todo de su marido. De Ángel.
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El suicidio asistido de esta secretaria judicial ha reabierto el debate sobre la eutanasia en España, país en el que el Código Penal prohibe la ayuda al suicidio. «Estamos ante el absurdo de que ni el suicidio ni el intento de suicido son delitos en España, pero la ayuda a un no delito sí», asegura Javier Rodríguez. Ultima él su despedida como presidente de la asociación Derecho a Morir Dignamente en Asturias (DMD Asturias). «Presenté la renuncia hace dos semanas y estamos a la espera de que se celebren elecciones», explica en una decisión que no supone su marcha de la entidad que lucha por lograr despenalizar el suicidio asistido. «La presidí tres años y uno más extra, porque nadie se presentaba. Ahora espero que haya relevo», asegura.
En su opinión, la muerte de María José «no servirá de nada si el Parlamento, que es el único que puede hacerlo, cambia el Código Penal. Mientras no se despenalice el suicidio asistido, estas situaciones se repetirán y tendrán consecuencias legales para quien ayude a que una persona muera como quiera». Y lamenta Rodríguez la legislatura perdida. «Podemos llevó al Congreso una ley que se ajustaba mucho a lo que planteamos desde DMD, pero ni siquiera llegó a la Cámara, ya que el PSOE se abstuvo en su votación en la Mesa». Después llegaría la propia propuesta del PSOE, «que también fue paralizada», por lo que la situación en España «continúa como estaba: el suicido asistido es un delito y se pueden dar muchas situaciones ridículas».
Detenido por informar
Por ejemplo, recuerda lo ocurrido hace dos años en Tapia de Casariego. «Vino el presidente de DMD España, Fernando Marín, a dar una charla. Al acabar, se nos acercaron dos hombres que se identificaron como policías. Venían a detenerlo, porque había una denuncia contra él en Madrid y figuraba en busca y captura. Pasó la noche en el calabozo hasta que el juez, al día siguiente, lo dejó en libertad. La denuncia era por haber inducido a una mujer al suicidio. Su delito fue informar».
Mientras él insiste en que «lo urgente es despenalizar el suicidio asistido», desde la sanidad pública se ve lo ocurrido con Ángel y María José como «un cambio en la reflexión. Estamos en una sociedad que no quiere ver el sufrimiento ni la muerte. Es algo tabú. Debemos hablar sobre ello y saber cuál es la situación de esos cuidadores de 24 horas al día los 365 días del año».
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Así lo cree Begoña Martínez Argüelles, directora de Atención Sanitaria y Salud Pública del Área V, así como especialista en cuidados paliativos. «En España se mueren cada día muchas personas en situaciones diferentes y de las que no conocemos sus circunstancias», apunta, a la vez que pide «no frivolizar con una situación en la que todos opinamos sin vivir la situación en la que vivieron».
Recuerda la ley en Asturias que establece el testamento vital. «Es un documento que está en el historial de cada persona y al que se tiene acceso desde los servicios sanitarios para respetar la voluntad del paciente», e insiste en que «lo que nos interesa a todos es que el debate se abra. No solo el de la eutanasia, sino el de la muerte, el del sufrimiento, del esfuerzo del cuidador». Recuerda, no obstante, que en ese debate deben estar los protagonistas «muchas veces ayudamos sin preguntar qué quieren realmente».
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«No al encarnecimiento»
Y esa es la idea del Colegio de Médicos. Su presidente, Alejandro Braña, aseguró que «preparo un gran congreso, para este año, sobre este tema que me preocupa mucho». Una cita en al que estarán presentes «representantes de toda la sociedad, tanto políticos, como médicos, como jurídicos, queremos una participación multidisciplinar», explicó.
Tiene tan claro Braña que «la sociedad está reclamando una solución a este problema y lo hay que resolver» como que el caso de Ángel y María José evidencia «que es la hora de abrir un debate serio y profundo». Sobre el papel del médico, defiende que «nunca debe colaborar de forma activa en la muerte del paciente», pero sí «debe ofrecer cuidados paliativos». En su opinión, «nadie debe estar, ni está, por el encarnecimiento terapéutico ni por llevar la terapia más allá de lo necesario».
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