Transportes calcula que el viaje en tren a Madrid se reducirá en hora y media con la variante y el Avril

EL COMERCIO ha tenido acceso al estudio de tiempos elaborado por los técnicos del Adif, empresa pública que gestiona la red ferroviaria y las obras de la variante. El documento concreta en dos horas, 56 minutos y 45 segundos el viaje Madrid-Oviedo con la variante abierta siempre que se añadan otras tres condiciones: que el desplazamiento se haga con el Avril de Talgo (tren aún en proceso de homologación), que efectúe cuatro paradas intermedias (Segovia, Valladolid, Palencia y León) y avance en un escenario de tren aislado, esto es, desarrollando sus máximas prestaciones sin aminorar para dejar paso a otros servicios.

El estudio oficial calcula lo que tardaría la conexión si se opta por operar un tren directo, sin paradas intermedias. En ese caso, el óptimo posible, el viaje se acorta hasta las dos horas y 43 minutos de Chamartín a Oviedo, también con el tren Avril. Siguiendo los parámetros que utiliza el Adif cabe deducir que desde Gijón quedaría en el entorno de las tres horas y 7 minutos. En ambos casos se trata de más de hora y media de recorte sobre los tiempos de viaje actuales.

¿Qué posibilidades hay de que Renfe -o a medio plazo alguno de sus competidores- apuesten por poner servicios directos entre Asturias y Madrid capaces de acercarse a esos óptimos? Varias consideraciones al respecto.

El Principado sí se está moviendo con el ministerio y la operadora pública para conseguir que con la apertura de la variante el primer tren de la mañana y el último del día respondan a ese formato. La idea es poner facilidades al viajero que necesita hacer negocios en Madrid en horario de oficina. Al respecto la entrada del secretario de comunicación de la FSA, Iván González, en el consejo de administración de Renfe, amplía la capacidad de influencia del Gobierno regional en la empresa estatal.

Disponer de un Avril a primera hora puede ser óptimo desde el punto de vista asturiano, pero también colisionar con el interés comercial de Renfe. La prioridad de la empresa es diseñar carteleras que procuren que los trenes vayan lo más llenos posibles para rentabilizar el servicio.

Aunque en Asturias siempre ha existido clientela que demanda ese tren directo, la entrada en funcionamiento del Avril complica este tipo de soluciones. Según la web de Renfe, el modelo de Talgo por el que está esperando dispondrá de 521 plazas en composición simple, una de sus principales ventajas y debilidades en corredores de población media.

El servicio Alvia prestado con el S-130 ofrece ahora 299 asientos y, para asegurarse un grado razonable de aprovechamiento, Renfe le impone paradas intermedias en Valladolid, Palencia y León; en determinadas frecuencias añade también Segovia. La única opción semidirecta que ha permitido la constituye el Intercity que viene de Madrid los viernes y vuelve el domingo, con una unidad S-120 de 238 plazas.

El Avril tiene más del doble de butacas. Muy grande tiene que ser el incremento de viajeros que provoque la variante o el cambio de sensibilidad de Renfe con el Principado como para ponerle en un formato directo que hasta el momento la operadora ha concedido con cuentagotas.

Más factible parece esa conexión semidirecta con un Alvia. El estudio de Adif indica que con el S-130 y la variante abierta una conexión sin paradas dejaría Madrid a tres horas y 21 minutos de Gijón, dos horas y 57 de Oviedo.