Universidad de Oviedo
Los institutos de investigación se reorganizan y buscan la excelenciaDependerán directamente del vicerrectorado, contarán con un reglamento y mayor presupuesto y serán evaluados
La estructura de la investigación en la Universidad de Oviedo es compleja. Hay más de 200 grupos acreditados y unos 2.000 investigadores, pero ... la labor no se queda ahí. La institución académica cuenta con varios institutos de investigación propios, centros de investigación, centros mixtos y en colaboración con otros organismos. El equipo rectoral, con la vicerrectora Irene Díaz al frente del área, se ha propuesto ordenar algunas cosas. Por el momento, cuestiones relacionadas con la estructura y funcionamiento de los institutos universitarios de investigación propios. Son ocho: el Instituto Universitario de Química Organometálica Enrique Moles (IUQOEM); Instituto Universitario Feijoo de Estudios del Siglo XVIII; Instituto Universitario de Tecnología Industrial de Asturias (IUTA); Instituto Universitario de Neurociencias del Principado de Asturias (INEUROPA); Instituto Universitario de Oncología (IUOPA); Instituto Universitario de Biotecnología de Asturias (IUBA); Instituto Universitario de Ciencias y Tecnologías Espaciales de Asturias (ICTEA) y el Instituto Universitario en Género y Diversidad (IUGENDIV).
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Para empezar, se está trabajando en el Reglamento sobre Institutos de Investigación de la Universidad de Oviedo, texto que ya ha pasado el primer periodo de información pública y cuyo objetivo es establecer un «marco normativo sólido», definir sus funciones y competencias, diseñar su estructura de gobierno (un Consejo de Instituto y una dirección) y, algo muy importante, dotar a los centros de un presupuesto suficiente, mayor autonomía de gestión y autonomía económica, «permitiéndoles gestionar fondos de proyectos y convenios asociados».
Hasta ahora, explica Irene Díaz, los institutos tenían diferentes condiciones y la norma general era que tuvieran un presupuesto mínimo para su mantenimiento y, a partir de ahí, fueran trabajando con sus respectivos proyectos. En el futuro se tratará de que la base de financiación sea mayor, aunque el total seguirá dependiendo de sus proyectos de investigación y la captación de recursos externos.
El primero que optará a un sello de excelencia, posiblemente en 2026, será el Insituto Universitario de Oncología
La idea es «unificar» el funcionamiento, que todos dependan de forma directa del Vicerrectorado de Investigación y que estén dotados de «una estructura estable, una vieja reivindicación», explica Díaz, que ha mantenido reuniones en las últimas semanas con los directores de los centros para afinar la normativa. Además, se va a proceder a algo muy importante: «Evaluar su rendimiento para fomentar que nos acerquemos a una unidad de excelencia». La meta final es «potenciar los institutos como estructura básica de investigación» y adoptar una esquema similar al resto de universidades.
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Unidad María de Maeztu
Y buscar la excelencia. El sello de excelencia, de hecho. Ese es el objetivo de la Universidad y el centro que está en mejor posición ahora mismo para conseguirlo es el Instituto Universitario de Oncología del Principado de Asturias, el IUOPA, que precisamente hoy presentará su memoria de actividad de 2023. Recientemente, la Universidad y el Principado de Asturias, a través de la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, renovaron el acuerdo de financiación para el programa plurianual de investigación del cáncer. Con una novedad: el convenio financiará actuaciones que ayuden a «una futura acreditación del IUOPA como Centro de Excelencia Severo Ochoa o Unidad de Excelencia María de Maeztu, lo que supondría dar un impulso a la calidad de la investigación científica en la Universidad de Oviedo, puesto que esta acreditación reconoce a los mejores centros y unidades que destacan por la relevancia e impacto, a nivel internacional, de los resultados de investigación obtenidos».
Irene Díaz admite que es más probable lograr el reconocimiento María de Maeztu, lo que supondría una inyección máxima de 2,2 millones de euros. «Creemos que puede conseguirlo», asegura, por lo que se harán todos los esfuerzos para poder optar a la convocatoria de 2026.
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Soluciones para atender la demanda de expertos en Inteligencia Artificial
Entre los muchos retos que afronta la Universidad de Oviedo está también la adaptación a todos los cambios que supone la Inteligencia Artificial. Con experiencia en grupos de investigación en el sector desde hace más de 20 años, la institución trata, en primer lugar, de formar a los futuros expertos en el tema. Pero no lo tiene fácil. Existe, explica la vicerrectora Irene Díaz, una «demanda muy importante de profesionales» por parte del mercado laboral. «Pero no podemos dar respuesta a esa demanda, ni nosotros ni ninguna universidad». Es mucha y en un sector que evoluciona con gran rapidez. Este curso la Universidad tendrá los primeros egresados en Ciencia de Datos pero no es suficiente.
Por eso, sobre la mesa está el proyecto para un nuevo máster en Inteligencia Artificial , prioridad para atender la demanda, aunque también se valora aprovechar las sinergias con el resto de instituciones que participan en la alianza europea Ingenium. El futuro pasa por seguir potenciando los trabajos doctorales en este área desde el programa de Informática, pero también desde otros.
Hay otras dos cuestiones. Por un lado, lo que la AI puede hacer por la propia institución, para su gestión, para automatizar y simplificar muchos procesos. En el propio Vicerrectorado de Investigación se pondrá en marcha alguna de estas herramientas. Finalmente habrá que analizar la influencia de la IA en la propia docencia. «Los profesores tenemos que reinventarnos, no podemos seguir enseñando como hace 20 años», dice Díaz.
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