AVE hacia Asturias
La variante de Pajares, lista para abrirEl éxito de los simulacros de Telledo y Pola de Gordón deja en manos de la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria dar la luz verde. Renfe está lista para el primer servicio
A punto de salir por la boca del túnel más largo de la variante de Pajares, un tren comercial S-100 de Renfe, con 228 ocupantes, descarriló ayer por la mañana y sufrió un incendio moderado, lo que causó heridas de gravedad a quince de los viajeros (ocho de ellos con fracturas y dos de estos, además, con quemaduras), y leves a otros tantos, así como un buen número de crisis de ansiedad. Eran las 10 y 42 minutos de la mañana y hasta el lugar, afortunadamente muy cerca de la zona de servicios de Telledo, en Lena, entre las bocas de los túneles de Pajares y de Pontones, llegaron apenas un cuarto de hora después los agentes de la patrulla de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil de Lena y poco después, los bomberos del parque de Mieres. El humo comenzó a salir por la boca oeste del túnel de Pajares unos minutos después, pasados cinco minutos de las once, y ocho minutos más tarde accedían al lugar el resto de equipos de Bomberos de Asturias, varias ambulancias de soporte vital básico y el helicóptero de la Guardia Civil. En apenas tres minutos más ya estaba activo un puesto de mando avanzado y otras unidades de apoyo logístico, además de drones de Bomberos y de la Guardia Civil que están demostrando su utilidad para tener una visión de conjunto de la situación en las catástrofes.
Publicidad
En muy poco tiempo se adentraron en el tubo oeste del túnel, el afectado por el siniestro, varios bomberos con equipos de respiración autónoma para comprobar la gravedad de la situación, mientras en el exterior todos los cuerpos de seguridad se iban coordinando para actuar con la mayor diligencia posible, pero también con la mayor seguridad tanto para las posibles víctimas como para los miembros de los operativos.
Los bomberos que se adentraron hasta el tren siniestrado procedieron a controlar el conato de incendio y a las 11 y 24 minutos dejó de salir humo por la boca del túnel. Dentro, en el tren, se estaba organizando la evacuación de los, afortunadamente, muchos viajeros ilesos o heridos leves, mientras que los sanitarios comenzaban a aplicar las primeras curas de urgencia a los quince más graves aún dentro del túnel.
Mientras tanto, una dresina (un vehículo ferroviario de asistencia) se desplazaba desde Campomanes a la zona del siniestro, para ayudar a los transportes necesarios -llegó a la zona cuando faltaban dos minutos para el mediodía, dando pie a comentarios sobre la necesidad de agilizar este aspecto, algo que ya se vio el día anterior en el siniestro ocurrido en la boca sur de la variante-. De hecho, los viajeros habían comenzado a salir por su propio pie del túnel casi media hora antes a través del «tubo limpio» -el no afectado por el siniestro-, al que accedieron a través de la galería de conexión entre ambos tubos del túnel más cercana -hay una cada 400 metros-. La evacuación de los heridos no graves y los ilesos se completó cinco minutos después, y ya en la zona de Telledo la Guardia Civil les iba guiando mientras los sanitarios les tomaban la filiacion y procedían a un primer triage para comprobar su estado.
Para las doce y media ya se había evacuado a los heridos más graves, mientras la dresina seguía entrando y saliendo del túnel con efectivos de seguridad y los últimos heridos. La Guardia Civil, entretanto, activó en el lugar a su grupo antiexplosivos con un llamativo robot; al grupo cinológico con su entrenadísimo perro 'Urko', y, sobre todo, a los 25 componentes del Grupo Rural de Seguridad número 6 de León, con la capitana Lourdes Ramírez al frente, que además de ayudar en todo al resto de efectivos hicieron gala de su especialización en detección de explosivos, agentes químicos, biológicos y radiactivos, variables que hay que tener siempre en cuenta en el evento de un accidente como el de ayer.
Publicidad
La prueba sirvió para poner a prueba los procedimientos de emergencia del plan de autoprotección del túnel, así como el plan de actuación, evacuación y rescate del tren. Y el Plan de Asistencia a las Víctimas de Accidentes Ferroviarios y sus Familiares (PAVAFF) y de activación de un tren Acuda de rescate para el traslado de los viajeros.
Porque sí, era un simulacro en el que se trataba no solo de comprobar que las medidas de seguridad activa y pasiva de la variante funcionan, sino de que los equipos de rescate, sanitarios y seguridad funcionan de la forma más coordinada posible y, en el caso de defectos, poder subsanarlos y aprender de ellos. Ayer, por ejemplo, quedó claro que la zona de servicio de la variante de Telledo, aparentemente amplia cuando está vacía, se puede quedar pequeña en una gran intervención de la magnitud que supondría un accidente real de un tren de viajeros en la variante. O que la carretera de acceso desde Campomanes hasta esa zona de servicio precisaría una actuación de ensanchamiento de la calzada y de eliminación de curvas para facilitar un acceso más rápido a los equipos rodados y una evacuación más ágil de los heridos que no sean transportados en helicóptero, un recurso siempre limitado. O que, como queda dicho, sería conveniente contar con apartaderos para las dresinas no solo en Campomanes o La Robla, sino más cerca de cada boca de túnel.
Publicidad
Los recursos, con todo, son limitados y a ellos hay que atenerse, y el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias remitirá ahora un pormenorizado informe sobre los simulacros y sobre las medidas de seguridad de la variante a la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria para que sea esta, tras un proceso de análisis exhaustivo que habitualmente tarda entre dos y cuatro meses, quien proceda a la imprescindible autorización de puesta en servicio de la infraestructura. No fueron pocos quienes entre los asistentes a la prueba de ayer recordaron el accidente de Angrois o incluso algunos ocurridos en Asturias, como el de Vega de Anzo, para apelar a la prudencia extrema en la activación de una infraestructura en la que los trenes tienen el límite de velocidad en túnel marcado en 250 kilómetros por hora, aunque, como indicaron ayer los maquinistas Alejandro Derecho y Fabio García, en el simulacro el tren «circulaba a unos 100 kilómetros por hora» y «los bomberos, sanitarios y guardias civiles nos dirigieron muy bien en esta evacuación». Renfe espera ya con todos los equipos preparados para cuando se autorice el primer e histórico servicio por la variante.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión