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De pie, Esther Fernández, primera por la izquierda, y Lucía Díaz, en el centro, son las profesoras de las Aulas de Inmersión. P. NOSTI
Educación en Avilés

Un Aula de Inmersión en la cultura y el idioma español

Una treintena de alumnos están matriculados en unas clases que en Primaria se imparten en los centros y en Secundaria están centralizadas en el IES de La Magdalena de Avilés

Martes, 14 de octubre 2025, 07:53

Cada vez es mayor el número de escolares extranjeros matriculados en colegios e institutos que apenas conocen el idioma español. El sistema educativo del Principado ... trata de subsanar este evidente hándicap con las 'Aulas de Inmersión Lingüística', un modelo que se implantó por primera vez en el curso 2004-2005 y cuya existencia es cada año más necesaria. En el actual curso lectivo se ha detectado en Avilés la llegada de un número importante de familias migrantes que convierten este recurso en especialmente necesario para un alumnado que sin conocimientos de español tendrá muy difícil completar el año académico con éxito. Por no hablar de su integración social. Según los datos de la Consejería de Educación, este año son 32 los estudiantes matriculados: 18 de primaria y 14 de secundaria.

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En el caso de los estudiantes de primaria es una profesora la que se desplaza hasta los centros. Esther Fernández lleva este año diez colegios y «hay lista de espera». De hecho, antes se daban dos sesiones de español dos días a la semana y, para que sea posible llegar a todos, este año son esas dos sesiones solo un día.

El aula de inmersión en el caso del ciclo de secundaria está centralizado en el IES de La Magdalena. Previa autorización de las familias, es el alumnado el que se desplaza hasta este centro desde cualquiera de Avilés, incluso desde Corvera, Gozón o Cudillero. En estos primeros compases del curso escolar solo están asistiendo estudiantes matriculados en el propio centro, pero la docente Lucía Díaz Cifuentes ya sabe que le llegarán desde Corvera, el Nº 5, el Menéndez Pidal, del Carreño Miranda, desde Salinas y quizás también desde la Formación Profesional Básica.

Ella, que es profesora de Lengua Española con plaza en Luanco y que hace nueve cursos concursó en una comisión de servicio para dar clases de español a extranjeros, está encantada. «Trabajas con gente con dificultades y no solo ves el progreso sino que, además, son súper agradecidos, ellos y sus familias», resume. Establece una relación muy cercana con sus alumnos que ven en ella a su «madre blanca» o a su «madre española». Ella se ríe con una gran carcajada y confiesa que es lo primero que les enseña.

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«Aquí hay estudiantes de cuatro niveles de secundaria y diferentes niveles de español, de diferentes orígenes y diferente bagaje académico. Es complicado llegar a todos, pero también es lo más bonito». Es evidente que ella no solo lo intenta sino que lo consigue. «Intentamos que el aprendizaje sea lo más personalizado posible y que sea muy flexible», añade. En principio, reciben veinte horas de español a la semana, desde primera hora a la cuarta, y la quinta y la sexta se incorporan a su aula de referencia a materias que puedan seguir más fácilmente, como puede ser Educación Física o Plástica. Aunque ahora mismo ninguno está tantas horas porque no parten de cero.

Rapidez en la evolución

Explica que los dos condicionantes en la rapidez con la que aprenden el español es el idioma de origen y el nivel académico previo. «Brasileños y rumanos, por ejemplo, lo aprenden rapidísimo y ni se les nota el acento. Cuesta más a quienes tienen grafías diferentes en su idioma natal, pero ahora tengo a un par de chinas que son una pasada. Tienen un entrenamiento y una capacidad de concentración impresionante, son rápidas y hábiles con las matemáticas y aunque todavía les cuesta hablar, entienden bastante bien. Thiane, por ejemplo, que es de Senegal, es muy viva, pero apenas tiene bagaje académico», describe.

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Según los datos de la consejería, el principal país de origen del alumnado es Marruecos, seguido de Brasil, China, Ucrania, Mali, Costa de Marfil, Senegal, Suiza y de Filipinas como Nicole, de 17 años, un país en el que hace no tanto se hablaba español como herencia de la época colonial. Lleva un año en Avilés y aunque se entiende muchas veces en inglés con sus compañeros, se siente muy bien acogida. Astou, senegalesa de 14 años, lleva ocho meses y la ayudan con el idioma sus hermanos, que llegaron antes, aunque en su casa se habla wolof, la lengua de Senegal.

Aparte de las Aulas de Inmersión, las personas adultas pueden recibir clases de español en los cursos de 'Lengua y cultura española para personas inmigrantes extranjeras' que se imparten en los Centros de Educación de Personas Adultas (CEPA).

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