Avilés y los Juegos Olímpicos (IV)

Dacal II se había presentado en estos juegos con la vitola de haber sido el único español medallista en Munich 1972 y con la experiencia adquirida en los últimos cuatros años en el mundo del cuadrilátero, en el que iba sumando títulos y distinciones nacionales e internacionales. La expedición hispana tenía la esperanza de que volviese a repetir éxito, pero la suerte no le acompañó en esta ocasión. En su primer combate de esta cita olímpica de 1976 sufría una herida en una ceja que le hizo sangrar abundantemente. El árbitro detuvo la pelea en el tercer asalto y los jueces dieron por ganador a su rival, el mongol Batsukh, en una estricta interpretación del reglamento del boxeo aficionado de la época.

Entre las novedades de la comarca en esta Olimpiada se encontraba un joven piragüista, vecino de Las Bárzanas-Castrillón y nacido en Orense en 1951. Había llegado a Asturias con apenas año y medio de vida como consecuencia de la emigración laboral de su familia. De hecho, su padre había encontrado trabajo en la Real Compañía Asturiana de Minas.

Seguín tardó en probar suerte con el deporte, ya que antes estuvo trabajando en un taller en Avilés, donde observaba como en su ría se practicaba el piragüismo. Fue así como contactó con el Club de Mar, desde donde acabaría enrolándose en el Náutico Ensidesa. Allí, en el embalse de Trasona tiene una fulgurante progresión que le llevó a participar en las concentraciones de Lérida y Rumanía, precursoras de las formaciones olímpicas, rubricadas por unos mundiales en México que le abren las puertas de Montreal

Ya en la cita canadiense, José Seguín fue reserva del K-4 español, obtuvo la quinta plaza en K-2 mil metros junto a Del Riego, y un cuarto puesto en quinientos metros, a escasas décimas de la medalla de bronce. A su regreso enfocó su trayectoria como entrenador del Náutico Ensidesa y posteriormente como director técnico de la Federación Española de Piragüismo.

El mundo del fútbol también tuvo una representación comarcal de la mano de Secundino Suárez Vázquez 'Cundi'. Natural de Sotrondio y con una larga carrera en el Sporting de Gijón, fue jugador del Club Deportivo Ensidesa. A la entidad siderúrgica llegó de la mano de Molaza, seleccionador juvenil asturiano que confiaba en él tras verlo jugar de extremo de extremo en el San Martín de Tercera División. Ensidesa era un buen destino para su proyección y en Santa Bárbara permanece durante dos temporadas (1972 a 1974) a las órdenes de Toni Cuervo, donde coincide con Enrique Morán. Juntos acabarían convirtiéndose en leyendas sportinguistas.

Ladislao Kubala, seleccionador nacional en 1976, tanto absoluto como olímpico, confió desde un principio en Cundi y en el resto de pupilos que se clasificaron para esta cita tras eliminar previamente a Dinamarca, Alemania Federal y Turquía. En Montreal la suerte no les acompañó al caer por dos goles a uno con Brasil y hacer lo propio, por uno a cero, contra Alemania Oriental, a pesar de contar un equipo con excelentes promesas, ya realidades, integrado por Arconada; San José, Camús, Pulido, Cundi; Saura, Olmo, Juanito; Idígoras, Vitoria y Esteban.

La mayor alegría para la comarca avilesina vino de la mano de Herminio Menéndez. El candasín, trabajador de Ensidesa y forjado con Los Gorilas en el pantano de Trasona, lograba colgarse una medalla de plata en el K-1 mil metros, junto a sus compañeros Sánchez, Díaz-Flor y Misioné. Fue un segundo puesto que les supo a menos de lo esperado, ya que la embarcación española se había presentado en Canadá con la vitola de ser la vigente campeona en los mundiales de piragüismo.

Herminio Menéndez lo intentó de nuevo, en la prueba de K-1 mil metros, pero se quedó a las mieles de la medalla de bronce, al ser superado por escasas décimas en la línea de meta. No tuvo la misma fortuna su compañero de equipo Ramón Menéndez Palmeiro −con la misma vinculación comarcal que Herminio−, ya que volvió a ser reserva de la embarcación olímpica e K-4, tal como le había sucedido cuatros años antes en los juegos de Munich, pero le quedaba el gusto de haber participado en la preparación de tal éxito.