El Ayuntamiento de Avilés quiere impulsar la construcción con la revisión de los planes urbanísticos

Por eso, la Junta de Gobierno aprobó el plan de contrataciones del Ayuntamiento para este año y entre ellas incluye 800.000 euros destinados a contratar en el primer trimestre la revisión de estos suelos urbanizables. Sería un trabajo a desarrollar a lo largo de los próximos tres años.

«La inclusión de este documento en el plan de contratación es una obligación legal por si decidimos hacerlo; pero aún estamos trabajando con los servicios técnicos. No significa que tengamos que contratarlo», matizó ayer el concejal de Desarrollo Urbano, Manuel Campa.

El vigente Plan General de Ordenación Urbana, el segundo PGOU aprobado en la democracia, se redactó bajo la influencia de la burbuja inmobiliaria en la que se encontraba España en esos momentos y que estalló un par de años después. De esa manera, los grandes urbanizables previstos quedaron atascados y sin posibilidad de activarse. El cambio del mercado inmobiliario fue tan drástico que esos desarrollos con macrourbanizaciones se convirtieron en inasumibles.

A lo largo de los últimos doce años, han sido muchas las reuniones de Manuel Campa con los propietarios de esos terrenos para ver si se podía reactivar la construcción. Pero la conclusión siempre es la misma: este planteamiento es inasumible para el sector actualmente. La transformación del mercado ha evolucionado hacia bolsas de suelo con desarrollos más pequeños. De ahí que sea necesario introducir cambios, aunque se mantengan las exigencias en aspectos medioambientales, como los nuevos sistemas de recogida de residuos que se querían implantar en Gaxín o La Llamosa. De ahí que surja el proceso de reflexión sobre la necesidad de modificar los urbanizables. La pregunta es cómo y es el proceso en el que se encuentra el gobierno municipal ahora.

De entrada hay un aspecto complejo. No se trata sólo de realizar revisiones parciales. Si se plantean todas al mismo tiempo, su trascendencia puede obligar a una revisión general del Plan General de Ordenación Urbana, con toda la complejidad que ello implica. El proceso de renovación del que sería el tercer PGOU de la democracia sería muy largo y podría, perfectamente, terminar el próximo mandato.

Tendría la ventaja de poder corregir la visión del Plan Leyra de 2006, influido por el crecimiento del sector que en esos momentos había en España, e incorporar tanto los nuevos planteamientos ambientales, como las previsiones que afectan a la ciudad y la comarca, tanto en materia de infraestructuras (con el reto de la integración del ferrocarril en la ciudad y la Ronda Norte como grandes hitos), además de definir todo el perímetro del Parque Empresarial Principado de Asturias y las nuevas necesidades de las empresas a raíz de procesos como la descarbonización y la incorporación del hidrógeno como combustible.

Queda otra vía intermedia, como es encargar informes técnicos que se puedan incorporar a una futura revisión del Plan a la espera de que sea el sector el que tome la iniciativa para la reactivar la construcción, con los efectos positivos que puede tener para la creación de empleo y los precios de la vivienda.