AZSA producirá 248.000 toneladas al año de cátodos de zinc desde mediados de 2022

Hace ya más de un año desde que en marzo de 2020 el Ayuntamiento de Castrillón otorgara la licencia de movimiento de tierras. El inicio de las obras se vio retrasado por la adopción de medidas de control de la pandemia de la covid, si bien en junio se retomó la primera fase, con el acondicionamiento de la parcela y las primeras excavaciones.

Esa primera fase finalizó en octubre pasado y desde entonces se ejecuta la construcción de la nueva planta, con la previsión de finalización en el segundo trimestre de 2022. La ingeniería y gestión del proyecto se desarrolla con recursos propios de la factoría y de su división tecnológica, AdZ Tecnología.

Gran parte de la construcción y suministro de equipos se realiza a través de empresas locales, alguna de ellas parte del Grupo Glencore, como Mefasa y Concasa. En función del proceso pueden participar en los trabajos más de quinientas personas, una parte importante de las cuales lo hace directamente en la construcción.

AZSA cuenta con cuatro salas de electrolisis: la Nave A (construida en 1960), Nave B (1974) Nave C (1991) y Nave D (2001). A partir de mediados del próximo año, la nueva planta sustituirá a las dos naves más antiguas de electrólisis (A y B), por una única nave más moderna y eficiente, con tecnología propia y que incorporará las últimas tecnologías disponibles del proceso electrolítico.

El fin es mejorar la eficiencia energética del proceso electrolítico en la fábrica de zinc de San Juan de Nieva. Permitirá una producción de 248.000 toneladas al año de cátodos de zinc, y supone un gran impulso en la transformación digital de los procesos en el marco de la 'Industria Conectada 4.0', que no podría realizarse con la tecnología de las naves más antiguas.

La nueva nave introduce mejoras significativas en el proceso de producción. Una de ellas es la reducción de riesgos en seguridad y salud, minimizando o directamente eliminando actividades que se realizan de forma manual en la actualidad y con mejores condiciones en la zona de trabajo. También está previsto un incremento de la eficiencia energética, reduciendo el consumo de energía eléctrica en un 1,4%, lo que situará a AZSA como una de las compañías con mejor rendimiento energético entre las de su clase.

La nueva planta reducirá las necesidades de mantenimiento y consumo de reactivos, alargando la vida útil de electrodos y otros elementos, lo que supone un aprovechamiento más eficiente de los recursos naturales. Por ejemplo, se consumirá un 58% menos de agua, un 30% de plomo y un 38% de plata.

Esta inversión en la nueva nave de electrolisis es una apuesta clara de la compañía por el mantenimiento de la actividad industrial en Asturias, pero advierte de que el elevado coste de la energía puede poner en riesgo su viabilidad.