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Benigno Pendás durante su conferencia este miércoles en La Granda. Mario Rojas

Benigno Pendás García

Director de los cursos de La Granda de Avilés
Benigno Pendás, en Avilés: «Sería un drama histórico que Putin ganase la guerra»

«En ningún caso, la solución al conflicto puede pasar por la pérdida de integridad territorial de Ucrania»

Miércoles, 27 de agosto 2025, 20:00

Benigno Pendás García (Barcelona, 1956) reflexionó este miércoles en los cursos de La Granda de Avilés sobre la deriva de Rusia y la guerra de Ucrania, donde confía en que prevalezca el derecho internacional antes que la fuerza.

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–¿Cómo debemos observar a Rusia?

–La idea fundamental es que Rusia nunca superó la desaparición de la Unión Soviética y su pérdida de importancia. Hay una frase muy conocida de Putin en la que dice que la desaparición de la URSS había sido la mayor catástrofe geopolítica de la historia. Y Putin, como muchos rusos, también se sintieron humillados cuando el presidente Obama comentó que Rusia se había convertido en una potencia regional. Y no podemos olvidar su trayectoria histórica.

–¿Por qué?

–Tiene una larga tradición de autoritarismo. Nunca ha habido un régimen liberal y democrático. Se pasó del zarismo al despotismo de la Unión Soviética. Reforzaba su visión nacionalista siendo el gran competidor con Estados Unidos en todos los ámbitos con la que alimentaba su nacionalismo.

–Y sufre la desaparición de la Unión Soviética.

–Más que una desaparición hay un desplome, una pérdida de sentido. Se cae el mundo soviético. Putin y su gente están educados en el mundo del KGB y recuperan el nacionalismo soviético de siempre con menos ideológica sino con una política de poder. Es importante añadir que siguen siendo muy profesionales de la política.

–¿Por qué?

–Se vio en la reciente reunión de Alaska, un lugar muy significativo por su historia y venta de Rusia a EE UU. Putin y su mundo es muy profesional de la política. A diferencia de ellos, Trump y su equipo son empresarios aficionados a la político. Por eso su frialdad, sus tiempos: no tiene prisa... Ahora bien, debería ser consciente de que si pensaba que iba a ganar la guerra de Ucrania en meses no está siendo así. Ucrania se defiende con heroísmo y el apoyo de Estados Unidos, hasta el momento, y la Unión Europea. Sería un drama histórico que ganase el agresor.

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–Rusia ha defendido la invasión con argumentos históricos, de que Ucrania es parte de su territorio.

–Esa idea no se sostiene. Un dato: en 1945, cuando se crea Naciones Unidos, para tener más votos para el mundo comunista, la Unión Soviética admite que Ucrania y Bielorrusia sean países fundadores, con sus votos.

–Si se impusiese la fuerza, la derrota afectaría a principios del derecho internacional.

–Sí, sería algo gravísimo. No cabe la menor duda de que la razón ética y jurídica es de Ucrania. Ya cedió en Crimea y corre riesgo de perder su territorio. La Unión Europea y los países que respetan al derecho internacional deben apoyar a Ucrania para evitar que el agresor gane la guerra.

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–¿La posición de EE UU?

–Trump es cualquier cosa menos previsible. Por la mañana dice una cosa y por la tarde va por otro camino. Probablemente está entendiendo que se mueve con un adversario como Putin que tiene gran habilidad y que no tiene una opinión pública detrás. La gran ventaja de las dictaduras es que no deben dar cuentas a nadie, al contrario que los políticos europeos o el propio Trump. Mi impresión es que el objetivo de Rusia es recuperar una posición hegemónica en el mundo.

–¿Y el final de la guerra?

–Los especialistas en temas militares tienden a pensar que la guerra se puede cronificar si el mundo occidental sigue apoyando a Ucrania. No ha sido una aventura fácil para Putin. Probablemente ni él ni los suyos esperaban tres años de guerra. La Unión Soviética peleaba por ser una potencia mundial y Rusia se convierte en una potencia regional, pero mantiene el poder que tenía la Unión Soviética. Así se explican este tipo de aventuras.

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–¿Asegurar la supervivencia de Putin y una base militar en Crimea pueden ser soluciones?

–Hay que buscar soluciones porque la guerra siempre es un fracaso y una tragedia. Europa no puede permitirse una guerra que, además, envenena sus relaciones internas. En ningún caso, la solución debe pasar por la pérdida de la integridad territorial de Ucrania. Es necesario una negociación donde las dos partes encuentren una salida. La UE debe buscar una vía para garantizar la integridad de Ucrania y su defensa sin que sean parte de la OTAN, porque es una de las líneas rojas para Putin: no ser frontera con un país de la OTAN.

–Como Polonia, Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia...

–Sí, pero esa es otra historia. Ucrania para ellos sigue siendo Rusia. Esa la clave.

–¿Es posible un colapso de Rusia?

–No lo veo, salvo que haya una derrota militar. Sus indicadores económicos van bien, es una dictadura sin una oposición ni opinión pública crítica. Y luego está el apoyo de China que no la va a dejar caer porque le interesa tener esa herida abierta en Europa. Pero los científicos sociales somos malos profetas.

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–Un cambio de tema. ¿Qué balance hace de la edición de este año de La Granda?

–Estoy muy satisfecho. La calidad de los ponentes sigue siendo muy alta y estamos teniendo un cambio de públicos. El martes hubo un curso con jóvenes, mañana vendrá Adela Cortina, que es una de las pensadoras actuales más importantes. Este año cumplimos 47 ediciones y ya pensamos en la 50.

–Y antes la 48 y 49.

–Por supuesto, pero los 50 es un número especial y ya estamos pensando algunas cosas.

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