«De diez minutos para encontrar un albarán pasamos a dos»

El proyecto nació con la idea de mejorar la competitividad de las pymes industriales en un proceso en el que también participan las grandes multinacionales asentadas en la comarca y en Asturias. De esta manera, mejora su relación con los proveedores locales. Con la edición de este año, ya son veinticuatro las empresas locales incorporadas a 'club de las cinco eses'.

La metodología es de sobra conocida en el campo de la gestión. Se desarrolló por la empresa Toyota y se basa en cinco principios básicos: clasificación, orden, limpieza, normalización y disciplina. En japonés, esas cinco palabras empiezan por ese. De ahí la denominación.

«Cuando comenzamos el proyecto vimos que venía a quedarse», explicó ayer Manuel Campa, concejal de Desarrollo Urbano y Económico. El edil destacó que el principal objetivo de la iniciativa es mejorar la competitividad del tejido empresarial existente en la ciudad, «al tiempo que ayudas a las empresas pequeñas a adaptarse a las exigencias de calidad que se plantean desde las grandes multinacionales».

La puesta en marcha de los talleres es asumida por el Club Asturiano de Calidad. Su nueva gerente, Guiomar Álvarez Reyes, se encargó de presentar los resultados de una manera global. Elogió el trabajo de participantes y consultores que, en tan sólo tres meses, desarrollaron el programa con un sistema de trabajo que combina la formación teórica y la práctica, fomentando los encuentros entre los participantes para facilitar la transferencia de conocimientos.

Este año participaron Asturmasa, Fertiberia, García Munté Energía, Imsa, Nester y Tayma. Todas ellas destacaron las ventajas de la metodología, que se traduce en un ahorro de tiempo y una ganancia de competitividad.

Así lo remarcaron los diferentes proyectos presentados. En el caso de Asturmasa, José Antonio González y Carlos Hevia aprovecharon el cambio de ubicación del taller de arreglo de motores para aplicar la metodología y reorganizarlo. «El cambio fue muy drástico, pero se ha mejorado la zona de trabajo y todo el mundo nos comenta que trabaja mucho mejor», explicaron.

La propuesta también sirve para otros espacios. Angela Fernández explicó la experiencia de García Munté Energía que, por segunda vez, participa en la iniciativa. En este caso, en el ámbito de gestión. «Aprovechamos la vuelta a la oficina después del confinamiento y la mejora ha sido sustancial. Hemos pasado de estar diez minutos para localizar un albarán a tenerlo en dos; además de la tranquilidad que aporta localizarlo rápidamente», aseguró.

En la terminal de amoníaco de Fertiberia, en Avilés, Alberto Saénz destacó la mejora que había supuesto. «En otros departamentos ya preguntan por él», dijo.