Las empresas piden incentivos y medidas de protección para el acero de la Unión Europea
El CEO de ArcelorMittal Asturias afirma que al cliente no le preocupa la sostenibilidad sino la calidad y recuerda lo fácil que es una deslocalización
De todas las voces que ayer se escucharon en el seminario 'Forjando el futuro: Claves para una industria europea del acero competitiva', organizado en Avilés por el Comité Europeo de las Regiones, a través de su Comisión de Política Económica (ECON), sólo dos procedían de la empresa privada y las dos coincidieron en señalar cuál debe ser la política de la Unión Europea si quiere proteger a su industria y también su estado del bienestar. La defensa del acero europeo, y por extensión de toda su industria, pasa más por proteger la producción propia que por imponer trabas o aranceles a la importada desde Asia, principalmente desde China.
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Fue Pedro Pablo Arrieta, director de Operaciones en Zitron, el que puso un ejemplo propio para indicar el camino a seguir. Zitron es una empresa internacional que fabrica ventiladores y cuya fábrica principal se asienta en Gijón. «Hace unos años nosotros ganamos un proyecto de ventilación de unos túneles de carretera en Estados Unidos. El proyecto lo hicimos con una empresa francesa instaladora. En aquel entonces no existía ninguna regulación al respecto. Fabricamos los ventiladores en España, los exportamos y se instalaron sin ningún problema. El año pasado ganamos un proyecto similar, pero en este caso ya entra el 'Made in America Act', que es una agrupación de leyes proteccionistas norteamericanas, que obligan a que todo material que se utilice en la fabricación de esos ventiladores, sea material de origen estadounidense, y que la producción también sea local. Tuvimos que abrir una empresa en Estados Unidos, comprar todo el material allí, contratar a trabajadores allí y fabricar allí los ventiladores», detalló. Arrieta cree que se debe hacer algo similar en Europa, que «toda obra pública europea tenga la obligación de usar acero europeo».
Su intervención, que apostó también por ligar las cuantiosas ayudas que recibe el sector de la automoción al consumo de acero europeo y por uniformar las características del acero, que ahora son diferentes en función de cada país, caló y fue referenciada en la mesa posterior, entre otros por Philippe Meyran, CEO de ArcelorMittal en Asturias.
Aseguró que «los clientes nos dicen que les da igual que el acero sea verde o no, que ellos simplemente tienen que comprar un acero de buena calidad». Por eso aportó al debate sobre el futuro del acero en Europa que «al igual que hemos tenido una política europea en favor de reducir el CO2, tenemos que pensar en una política europea en favor de consumir un acero que ha sido producido con baja emisión de CO2. Si no ponemos incentivos, nos vamos a encontrar que una empresa multinacional, que siempre tiene la posibilidad de producir en Europa o en otros países, no va a encontrar ningún aliciente para hacerlo en Europa, ya que al final va a vender al mismo precio y el coste de producción será más elevado».
Industria de la defensa
Alberto Cirio, presidente de la comisión de Política Económica del Comité Europeo de Regiones, clausuró un seminario en el que se habló también mucho de la producción energética y sus nuevas fuentes, defendiendo el equilibro entre la sostenibilidad medioambiental y económica y advirtiendo de la necesidad de Europa de adoptar decisiones «haciendo un frente común».
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