Avilés conserva al menos 115 metros de la antigua muralla de la villa

«A partir de 1820 y a lo largo del siglo XIX tuvo lugar la lotificación, el derribo y el arrasamiento del recinto amurallado avilesino. La contundencia con la que se habían aplicado estos trabajos de demolición en buena parte de la zona había favorecido la idea generalizada de que había desaparecido la muralla avilesina prácticamente en todo su trazado», se advierte en el estudio encabezado por el arqueólogo Alejandro García.

Sin embargo, las conclusiones de la investigación sobre el terreno realizada el pasado año «han corregido esa idea previa ampliamente difundida». Las catas en cuatro zonas que discurrirían desde la trasera de la iglesia de San Antonio de Padua hasta la entrada de la calle Jovellanos concluyen en que al menos hay 57 metros del paramento exterior de la muralla conservados y otros 58,23 del interior.

Tras los últimos edificios de la calle La Muralla y la primera vivienda de El Muelle, el trabajo sobre el terreno concluye que «se conserva buena parte del antigua alzado», de hecho tras el portal 42 se mantiene en pie un tramo de muralla de doce metros de longitud y una altura de al menos 4,8 metros. Aquí sería la zona de mayor número de metros conservados con una longitud total de 57 metros.

Por eso para este tramo se plantea que se acometan excavaciones al pie del paramento exterior de la muralla para documentar en qué punto está el arranque del alzado de este muro defensivo. También se proponen excavaciones en el número 40 de esta calle y el derribo de los números 42, 44, 46, 48 y 50 para acometer luego trabajos de limpieza, consolidación y restauración de la muralla en esta zona y también de los vestigios del parapeto superior y el adarve (pasillo que recorrían los soldados que defendían Avilés en esta zona de la muralla).

Finalmente, se plantea la adecuación y musealización de los vestigios para convertirlos en accesibles de forma que puedan ser recorridos y transitados contando con una adecuada iluminación, drenaje, señalética y también elementos didácticos que permitan descubrir el valor de este patrimonio.

En la calle La Muralla la retirada de los rellenos modernos que se aportaron en los siglos XVIII y XIX con el objetivo de aumentar la cota para el antiguo muelle y luego para crear la ronda exterior que fueron las calles de la Muralla y del Muelle podría permitir aumentar la altura del alzado visto de la muralla. Paralelamente, según se indica en el estudio de Castrum Arqueología, esta obra seguramente llevará a descubrir estructuras arqueológicas vinculadas a la actividad portuaria de la época bajomedieval y moderna.

El tramo dos estudiado se situaría entre la calle del Muelle y Las Alas. Allí la investigación concluye que «se conserva prácticamente de manera íntegra el alzado original de la muralla a cuya cara externa se adosaron las viviendas 3, 4 y 6 edificadas entre los siglos XVIII y XIX».

En este tramo la muralla tiene 40,84 metros y entre tres y 3,5 metros de altura a lo que habría que añadir entre 60 y 80 centímetros que estarían ocultos por rellenos contemporáneos que también habría que retirar. Aquí el adarve se conserva en buen estado, señalan los arqueólogos, tanto en su parapeto interior como en su paso de ronda.

Se indica, además, que por debajo de los rellenos más recientes podría estar una secuencia estratigráfica de estratos arqueológicos de época moderna y medieval desde la fundación de la muralla. De hecho, en el sondeo realizado por los arqueólogos se hallaron ya restos cerámicos, metálicos, vidrios y restos arqueofaunísticos, entre otros materiales de interés. En esta zona se cree que también se podría encontrar vestigios de edificaciones arrasadas en la época medieval y moderna. Aquí se hallaron dos monedas medievales de Alfonso X y Alfonso IX, que junto a una datación mediante carbono 14 del resto de elementos encontrados «serían los mejores documentos históricos para fechar la fundación y la historia constructiva posterior del recinto amurallado».

Este tramo con el siguiente, el que se situaría entre el edificio administrativo del Principado de la calle del Muelle y la calle Las Alas, se podría convertir en un parque arqueológico urbano, en el que se combinarían espacios ajardinados con una musealización de los restos monumentales y arqueológicos de la muralla, según la propuesta que recoge el estudio arqueológico y que ya barajaba el equipo de gobierno por lo que contrató este estudio para constatar los restos reales existentes y así recuperar un espacio histórico, que además de su valor para los propios avilesinos también contribuya a aumentar el potencial turístico de Avilés.

Tras el edificio del Principado lo que se ha hallado son vestigios arqueológicos de la muralla con una longitud total de 25,6 metros y una anchura de 2,2 metros. Su altura en el paramento exterior es de 70-80 metros. Para futuras intervenciones ya se advierte en el informe final de los arqueólogos que «anexos al paramento exterior de la muralla es probable que se conserven vestigios arqueológicos de construcciones de época moderna que en su momento se adosaron a la cara externa del recinto. Del otro lado, junto al paramento interior, se ha documentado una superposición de estratos de cronología medieval y moderna fértiles en materiales arqueológicos de todo tipo».

El tramo final analizado iría desde esta zona trasera del edificio administrativo hasta la calle Jovellanos, los patios traseros de los últimos números de Ruiz Gómez (Cabeza de Caballo). Se informa de que esta zona con 1.338 metros cuadrados sólo ha tenido un sondeo de 6,4 metros cuadrados por lo que se aconseja una nueva intervención más profunda, pero que «se ha documentado un tramo de una canalización hidráulica pétrea, que fechamos a modo de hipótesis en la Edad Moderna temprana, así como potentes estratos de tierra muy orgánica con revuelto de materiales de cronología tardomedieval, y principalmente de época moderna». Aún así se cree que se conserve en la zona un tramo de muralla de 17,39 metros de longitud y 2,20 metros de altura tras el edificio número 23 de Ruiz Gómez.

No obstante, los arqueólogos plantean afrontar una mayor excavación en la zona, con trincheras en sentido este-oeste, que permita documentar la existencia de estructuras arqueológicas tras los edificios y también la estratigrafía.