La Feria de Antigüedades, un espacio para remover recuerdos entre el regateo

La edil de Turismo, Raquel Ruiz, que acudió ayer a la inauguración, apostó precisamente por «desestacionalizar el turismo con diferentes eventos a lo largo de año». Ella no tuvo ni que esforzarse. Con sólo preguntar por una cerámica de la desaparecida Lladró ya le rebajaron el precio de 600 a 300 euros.

Otros vendedores no podían descontar tanto. María Remedios Corujo y Natividad Jiménez, de la Asociación Arraigo 23, venderán estos días artículos donados cuya recaudación irá destinada a la compra de alimentos y medicinas para familias necesitadas.

Cristian Dos Santos llegó de Astorga con más de mil artículos, entre ellos, unos tronos egipcios de madera que «no son antiguos, son viejos», una mesa de madera «estilo isabelino» o una lámpara monasterio «forrada en láminas de pan de oro». Sus precios van desde los 5 a los 1.500 euros.

Mamadou Maremas, de origen senagalés, llegó desde Málaga con arte africano en madera y terracota, además de muchos collares «hechos a mano» por su familia. Un cliente, Alejandro Vega, revolvía entre vinilos de rock y celebró encontrase con uno de Lynyrd Skynyrd, una banda que parece coleccionar consonantes. La tarde imprimía buen ritmo.