«La Grapa puede convertir Avilés en referente europeo»

Un año más el soul se apoderará de la villa gracias al festival avilesino La Grapa, que cumple nueve años de vida este fin de semana de la mano de Dani Alma, fundador y Víctor Velasco, profesional de la gestión cultural, socio del certamen y pieza clave en su pasado, presente y futuro.

-Ya son nueve años de Grapa, que se dice pronto. ¿Recuerda la primera?

-Realmente esta es la octava edición, aunque vayan ya nueve años. El año de la pandemia frenó todo, pero se mantuvo dentro de un formato de conciertos independientes para no perder la continuidad. ¿Cómo no me voy a acordar? Fue algo espectacular para la ciudad. En 2015 Dani Alman fue el que lo montó todo. Los vecinos vimos una semana antes un escenario enorme, pero nadie sabía lo que iba a pasar hasta que se presentó el día primero de agosto y la gente quedó alucinando con la música negra. Me presenté a Dani y en 2016 ya éramos socios.

-Además esto fue precisamente en La Grapa, en la plaza de Santiago López, así que el festival vuelve a sus orígenes.

-Sí, de hecho el nombre del festival viene de ahí, pero el periplo de La Grapa por la ciudad empezó a partir de entonces y eso ya fue más tedioso. En 2016 nos ubicaron en la plaza de Carlos Lobo, cuando todo apuntaba a que el salto del festival ya era el de crecimiento. El emplazamiento se quedaba pequeño. A partir de ahí se nos reubicó de nuevo en el parque del Muelle, donde estuvimos contentos durante tres años porque en términos de espacio y de acústica era ideal. Luego tuvimos que movernos dos años a Las Meanas, pero es complejo trabajar allí logísticamente... hacerlo aquí es más económico para todas las partes.

-¿Piensan en que se asiente como espacio definitivo?

-No, la verdad. El movimiento natural es emplazarnos en el Centro Niemeyer. No está mal volver al origen, pero es que volvemos con un crecimiento desmesurado. Cuando nació el festival en 2015 no hubo la promoción necesaria para hacerlo con las características con las que ya está asentándose. Estamos hablando de que albergaremos a unas 5.000 personas por día. Si damos el salto al Niemeyer tenemos la capacidad para hacer un festival top en España, dentro de la línea de Enclave de Agua, Blues de Béjar...

-Hablando de Blues de Béjar... les premió en una ocasión, ¿Verdad?

-Sí, por la difusión del blues en España. Por eso se están afianzando hermanamientos muy importantes que indican que tiene que haber un crecimiento cualitativo y cuantitativo y eso empieza por el espacio. Queremos pensar que esta es la antesala para estar en el Niemeyer en 2024.

-El cartel del festival habla por sí solo, pero ¿qué grupos siente que son ejemplo de esta evolución?

-Acantha Lang es un nombre clave para verlo. Es una actuación cara, claro, pero es que es la primera actuación que hace en Europa. Luego se irá a Pontevedra, pero no hubiera ido si no hubiera conseguido traerla La Grapa. Esto pasó con Carlton Jumel Smith la pasada edición.

-¿Cómo define la aportación del festival a la villa?

-Avilés se convierte en un foco. Ahora mismo este festival lo sitúa a la altura de núcleos culturales como Bilbao. Se consigue llenar los hoteles. Avilés no tiene tanta oferta hotelera y están completos con un tipo de público que tiene un nivel adquisitivo medio alto, de una franja de edad bastante asentada y que se mueve solo para ver este festival. Este año lo hemos experimentado especialmente.

-¿En qué sentido?

-Cuando presentamos el cartel con la banda The New Mastersounds hubo mucha gente que contactó para venir sin saber dónde estaba Avilés.

-Además del tema espacio, ¿Qué otros objetivos se plantean?

-Estamos planteando que la gente pueda llevar su pulsera para que se vea cómo se llena la ciudad y claro, sería interesante contar con un apoyo más importe por parte de las instituciones que nos permita afianzar contratos privados con patrocinadores. El objetivo es que Avilés sea referente europeo y si se deja que la gente trabaje en ello se pueden hacer muchas cosas.

-El acceso al festival es libre hoy por hoy. ¿Cambiaría esa situación?

-No es la idea. De hecho está muy ligado a la filosofía del propio Óscar Niemeyer, al que pude conocer. Él creía en el espacio público, no en privatizarlo. Si en algún momento cobramos será para invertir en la evolución del festival, donar una parte...

-La Grapa cuenta además con una publicación cultural, que entiendo que es algo difícil de mantener, pero continúa reforzando esa iniciativa

-Sí, es un aspecto muy importante. Esta revista va destinada al público y sin él no se podría hacer. Sacar adelante la publicación lleva mucho trabajo, no te imaginas. Este año ha habido colaboradores que no se han podido sumar, pero siempre se compensan las bajas con las altas anuales y siempre hay más de cuarenta locales de la ciudad. Esto podría convertirse en un periódico con información más exhaustiva, entrevistas... Ahora repartimos novecientas unidades entre Turismo, Casa de Cultura y colaboradores, pero podríamos llegas a 2.000 y eso repercute en la visibilidad.

-¿Qué novedades han introducido este año?

-Contamos con dos estands con productos de diseño, dos stands de vinilos, una barra, puestos con perritos calientes, gofres y sushi, que es importante, y estamos haciendo bastante hincapié en crear un 'Off Grapa' para dar cabida a más actividades culturales que argumenten la programación. Queremos llegar a tener una semana de festival y recuperar también el desfile del Mardi Gras que se hizo en 2017.