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Las lágrimas de San Pedro obligan a cancelar su procesión en Avilés
La Cofradía del Santísimo Cristo de Rivero estaba a punto de salir cuando cayó un aguacero con granizo que lo impidió
«El año que viene invitaremos de nuevo a Dimas Fernández a dar el sermón. Si el año que viene llueve de nuevo, sabemos ya quién es el gafe». Alfonso López, párroco de San Nicolás de Bari, quiso poner un poco de humor tras la cancelación de la Procesión de San Pedro en el Martes Santo. Con mucha entereza los miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de Rivero y San Pedro Apóstol fueron ocupando los bancos de la iglesia en la que se pronunció el sermón, pero el sacerdote quiso reconfortar a unos cofrades que sabe muy bien lo mucho que trabajan para prepara la Semana Santa.
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Diez minutos antes de la hora de salida, las 20.30, estaban todos los cofrades formados ya en la calle. Dispuestos a salir a pesar de la impenitente lluvia. Eran quizás algunos menos que en ocasiones anteriores, sobre todo niños, sin embargo el público esperaba ya desde media hora antes del comienzo bajo los soportales de la calle de Rivero, incluso también en la Plaza de España.
El paso de San Pedro también esperaba en la calle, mojándose como los cofrades, mientras que el de Jesús estuvo bajo los soportales hasta que la hora prevista de salir. Se demoró un poco la salida y, en el fondo, menos mal porque a las 20.38 cayó un aguacero con granizo que obligó a alzar la voz a Carlos Fernández Mora, el Hermano Mayor, dando la orden de protegerse. Los cofrades se dispersaron a ambos lados de la calle, haciéndose hueco como pudieron, y se les emplazó a cambiarse de ropa y acudir al sermón que se pronunciaría en la iglesia de San Nicolás. Los dos pasos quedaron vigilados bajo los soportales. Mientras, la calle de Rivero era un hervidero de gente, que sabiendo ya que se cancelaba la procesión abandonaba el lugar donde estaban esperando.
A eso de las 21.15 horas, el párroco Alfonso López ya en el templo se preguntaba lo qué le habría pasado a San Pedro para que se hubiera enfadado tanto con ellos, sin embargo tras el sermón del diácono Dimas Fernández, reformuló su interpretación en un tono más positivo. «San Pedro no aguantó más y lloró por la emoción de ver a los 'rapacinos' de Rivero. Porque está emocionadísimo desde el cielo. Por todos y cada uno de la cofradía porque todos sumamos, todos somos importantes», subrayó. Antes y después siguió animando y recordando que tendrían más oportunidades de procesionar en los próximos días.
Por su parte, el diácono Dimas Fernández repasó los episodios vitales de la vida de San Pedro, sobre todo el que «marcó un antes y después», la triple negación durante la última cena. Señaló que, al igual que a San Pedro, al que definió como un hombre muy decidido, «también puede pasarnos a nosotros». «En nuestra vida de creyentes tenemos debilidades, podemos poner por el medio bienes materiales, placeres que nos da la vida... Por eso es muy importante pedir al señor que nos haga como a Pedro, que en los momentos difíciles que Jesús nos mire como miró a Pedro, para volver a mirar a Dios».
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