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Sole, con el ramo de flores, y su marido Rogelio detrás y algunos clientes en el inicio de la tarde noche de barra libre. PABLO NOSTI

Sole se despide del Viveiro entre amigos

Se jubila y deja el bar en el que ha visto la evolución y los cambios en el barrio de Versalles en los últimos 36 años

Yolanda De Luis

Avilés

Domingo, 16 de noviembre 2025, 01:00

Sole, Soledad González Tribiño, y su esposo Rogelio López Álvarez, despidieron ayer entre amigos, «porque ya dejaron hace tiempo de ser clientes para pasar a ser amigos», 36 años al frente del Viveiro, el último bar que quedaba abierto en Versalles con la misma propiedad durante más de tres décadas y como testigo de los cambios y la evolución del barrio, «no siempre para bien», desde finales de los años ochenta hasta hoy.

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Otros ya se habían quedado por el camino o han vivido muchos cambios de propiedad como el Versalles, la LDIII y el París, que también vivieron aquellos momentos en los que se cerraba todos los días de madrugada y se volvía a abrir a las cinco de la mañana para dar servicio a un barrio bullicioso que tenía en los bares el punto de encuentro de los que llegaban del trabajo y los que iban a sustituirles en el turno. Rogelio era el encargado de esas primeras horas del día y asegura que cuando iba a su puesto de trabajo como decorador «la caja del día quedaba prácticamente hecha». Más adelante ya fue Sole la que se quedó al frente en solitario y esos horarios imposibles no se repitieron.

Después de esos momentos de los ochenta y noventa llegaron otros más complicados, «pero siempre hemos tenido a buenos clientes aquí y hemos podido sortear las crisis», dicen. La última fue la del coronavirus, donde fueron «seguramente el único bar multado por poner dos mesas de más en la terraza. Es agua pasada, la pagamos y está, pero nos pareció injusta viendo lo que se vio en Avilés».

Los recuerdos, ahora que llega la despedida, se agolpan en sus cabezas como la fiesta que se vivió en la noche en que el socialista Felipe González ganó sus primeras elecciones. Pero también momentos en los que la pequeña plaza que hay junto al Viveiro estaba llena de niños jugando al balón, entre ellos sus hijos. Ahora ya son todos adultos y con familias y siguen teniendo algunos el Viveiro en su retina infantil y de juventud. Y, por su puesto, el recuerdo para aquellos que se han ido yendo y que han dejado un vacío muy grande.

Barra libre

Tantos años tras la barra escuchando confesiones, dando consejos y sirviendo cafés, vinos, licores o 'cubalibres' han creado lazos muy fuertes que Sole quiso ayer agradecer y desde las seis de la tarde hubo barra libre hasta terminar con las existencias. Además no faltó algo que muchos en Versalles van a echar de menos, la tortilla de Sole que desde primera hora de la mañana junto a un 'cafetín' es 'bocado di cardinale'.

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El Viveiro sólo estará cerrado unos días para que la nueva gestora pueda realizar toda la tramitación. Cuenta con más establecimientos en la ciudad, de hecho este es el tercero en Versalles, y Sole confía en que sus clientes puedan volver a disfrutar de la tranquilidad en el local.

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