«Venir a Avilés es garantía de éxito, es un teatro con su propio público»
José Carlos Plaza, director de escena y exdirector del Centro Dramático Nacional reniega de su etapa como gestor cultural y lamenta el poco respeto que se brinda a la cultura en este país antes de acudir este lunes a 'Diálogos sobre la escena'
C. DEL RÍO
AVILÉS.
Lunes, 4 de diciembre 2017, 01:54
José Carlos Plaza, director de escena y exdirector del Centro Dramático Nacional, conoce bien el Teatro Palacio Valdés y al público avilesino. Aquí ha estrenado 'Ella imagina', 'El cerco de Leningrado', 'Sonata de otoño' y 'El padre' y también han podido verse otros montajes como 'Las bicicletas son para el verano', 'Afterplay' o 'Solas'. Mañana martes, día 5 de diciembre, visitará Avilés y charlará con la actriz Lola Herrera, en el tercero de los 'Diálogos desde la escena' que celebran los veinticinco años de la reapertura del Teatro Palacio Valdés. El acto comenzará sobre el escenario a las 20.15 horas.
-¿Qué siente un director, siempre detrás, al salir al escenario frente al público?
-Siempre digo que es lo más terrible de nuestra producción. Ese hecho mágico que es la unión con el público. Es una de las carencias que noto en mi vida. Cuando era joven quise ser actor, pero no me salió bien porque controlaba mis emociones, así que mis profesores me encaminaron hacia la dirección. Siento respeto y envidia por los actores.
-¿Cuál ha sido el estreno o la representación más difícil de las muchas que ha traído a Avilés?
-No habría tiempo para enumerarlas. Han sido muchísimas. 'Hécuba', al aire libre en el Centro Niemeyer, fue fantástico. 'El Padre', en el Palacio Valdés, fue un estreno glorioso. Recuerdo la carne de gallina con la reacción del público. Por eso siento Avilés como si fuera mi casa. Entro en este teatro y se te abren los brazos. Siempre están dispuestos a todo, su equipo te ayuda en todo lo que necesitas.
-¿Los gustos van por salas? ¿Hay géneros o temáticas más aclamadas en unos lugares que en otros?
-En Madrid, que es donde yo habito, hay salas muy consolidadas. En Avilés, por ejemplo, venir siempre es garantía éxito porque es un teatro que tiene su propio público. Otras salas tienen que ir haciéndolo y depende mucho de su programador.
-Usted lo fue en el Centro Dramático Nacional en Madrid. ¿Cuál diría que es la parte más complicada del puesto?
-La lucha diaria y constante con gente que no comprende el hecho teatral y sus necesidades. La labor del teatro no se debe regir sindicalmente. El teatro se acumula en unos meses y en otros no hay. Que una mente administrativa y legalista intente comprenderlo, a mí me costó la vida. Los seis años que pasé allí los recuerdo como los peores.
-¿Se respeta la cultura en este país?
-No, no significa nada. Lo único que importa es el plazo, el éxito por encima de todo. El hecho estatal va en contra de la formación de la gente, de su espíritu o de fomentar su capacidad de discernimiento. Solo sobresalen los eventos culturales para sacarse la fotografía, pero se descuida desde la enseñanza, que es siempre la primera en caer cuando hay cualquier recorte.
-¿Hay injerencias políticas?
-En mi caso, no. Eso tengo que reconocerlo. Ni lo hubiera permitido, pero supongo que sabían a quien ponían. Sí había injerencia económica porque una vez al año te tenías que pelear por el presupuesto, que siempre tendían a rebajar.