Venenos que curan
Numerosas investigaciones permiten revelar que esas sustancias que los animales han desarrollado para defenderse o cazar pueden convertirse en poderosos aliados para nuevas terapias
Durante siglos, hemos asociado los venenos con el peligro y la muerte. Pero, lo que antes parecía letal ahora podría salvar vidas. Numerosas investigaciones permiten revelar que esos venenos que los animales han desarrollado para defenderse o cazar pueden convertirse en poderosos aliados para nuevas terapias.
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Un caso fascinante es el del caracol cono (Conus geographus), cuyas toxinas pueden paralizar y matar a sus presas. Sin embargo, científicos del instituto de Investigación Médica Walter y Eliza Hall, en Australia, han descubierto que una de estas toxinas imita la insulina, causando un choque hipoglucémico en sus víctimas. Es decir, reduciendo drásticamente los niveles de glucosa en sangre. Esta manipulación del metabolismo ha despertado interés en el mundo médico porque podría abrir puertas a nuevos tratamientos para controlar los niveles de azúcar en sangre en los pacientes diabéticos.
Otro ejemplo sorprendente es el del monstruo de Gila, un lagarto del desierto cuyo veneno es mortal: ataca el sistema nervioso central, causa parálisis cardiopulmonar y destruye las células en contacto con su saliva, dejando manchas en los tejidos y rompiendo las membranas celulares. Pero también ha inspirado el desarrollo de medicamentos como el Ozempic. Este fármaco imita los efectos de una hormona del cuerpo, el GLP-1, regulando los niveles de glucosa y ofreciendo beneficios inesperados en el tratamiento de otras enfermedades, como su posible uso para tratar el párkinson.
Estos descubrimientos muestran que la naturaleza, a través de sus estrategias venenosas, esconde tesoros terapéuticos. Lo que alguna vez fue mortal se ha transformado en esperanza para millones de personas. La medicina se está beneficiando de los secretos mejor guardados del reino animal, y quizás en el futuro descubramos aún más compuestos que revolucionen los tratamientos médicos. El veneno, en el lugar adecuado, puede ser la clave para curar.
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