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Daniel Grao protagoniza 'La máquina de Turing', que el domingo se estrena en el Niemeyer. E. C.

«Soy adicto al trabajo, me cuesta decir no a algo interesante»

Daniel Grao, Actor ·

El domingo estrena en el Niemeyer 'La máquina de Turing', montaje teatral dirigido por Claudio Tolcachir y con Carlos Serrano en escena

M. F. ANTUÑA

GIJÓN.

Jueves, 15 de octubre 2020, 00:11

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Daniel Grao (Sabadell, 1976) no para. Aún con 'Perdida' dando guerra, acaba de llegar a las pantallas 'Hit' y el domingo estrena en el Niemeyer 'La máquina de Turing', un montaje teatral que dirige el argentino Claudio Tolcachir a partir de un texto de Benoit Solés inspirado en la obra de Hugh Whitemore. Le acompaña en escena Carlos Serrano. Ambos se adentran en el plano más humano de un genio, Alan Turing, una de las grandes mentes del siglo pasado y quien descifró el código nazi Enigma.

-¿Nervioso?

-Impaciente.

-Televisión, teatro... ¿De dónde saca tiempo para tanto?

-Eso quisiera saber yo. Hay veces que confluye todo en el tiempo, que se estrenan varios trabajos a la vez. Me apasiona mi trabajo y soy un poco adicto a él, no paro, me cuesta decir no a algo interesante.

-Y aquí tiene un papelón.

-Para decir que sí a un proyecto tengo un denominador común: el miedo o el respeto que dé ese personaje por alguna razón, porque lo veo muy distinto a mí, porque propone un código que no he hecho antes... Todo eso es estimulante. En este caso tenía la garantía de Claudio Tolcachir, persona muy talentosa que era mi red. El personaje que me propone es diferente a todo lo que he hecho, encarno a alguien que existió, todo lo que contamos en la obra es real, pero le hemos dado una forma distinta, entrando en su Asperger, en la tartamudez, en lo peculiar. Escapa de lo meramente realista.

-Un personaje real, con un montón de información, con película... ¿Usted se deja llevar por lo orgánico o se lo estudia todo?

-Yo suelo dejarme ir, inspirarme en el material concreto que hay en el texto, pactar mucho con el director y entre los dos ir componiendo al personaje. A veces poner la vista demasiado fuera, en toda la información que hay, me tensa más que ayudarme. Hay cosas que sí revisas, yo vi la película, pero ese Turing no es el mío. Me parece interesante darle un punto de vista particular.

-¿Quién es su Turing?

-La obra lógicamente cuenta todo lo que consiguió, que no es poco, como desentrañar enigmas en la II Guerra Mundial y hacer que el conflicto bélico acabara antes, con el consiguiente ahorro de vidas que supuso. Era un visionario, que ya imaginaba una máquina pensante, pero lo que nos atrajo era contar quién era él, su dificultad social. Eso nos parecía teatralmente sugerente. Hay momentos entrañables, incluso cómicos y disparatados que retratan esa mente brillante, incluso adelantada a su tiempo. Es una versión muy humana, que te permite entrar en la intimidad de ese ser y querer conocer más de él.

-Me ha dicho antes que los personajes le tienen que dar miedo para hacerlos.

-Para mí es importante que yo sienta que no he hecho tres o cuatro de ese tipo. No me siento un actor encasillado, he hecho buenos, malos, guapos, feos, pero me gusta elegir personajes contrastados. Necesito decir 'pero esto cómo lo voy a hacer'. En ese miedo me apoyo para decir que sí. Si me asusta es porque da en algún punto débil mío, alguna resistencia, alguna flaqueza.

-Estreno en Avilés. Y no es la primera vez. ¿Cómo vive los días previos?

-Avilés siempre es un poco casa, he estrenado varios espectáculos y sé dónde comer, cenar, dónde pasear. Hay algo muy cálido y un público que va mucho al teatro. Se respira cariño hacia lo que hacemos. Antes le decía que estoy impaciente. Cuando quedan poquitos días uno está deseando romper ese hielo, necesita la mirada cómplice, la comunicación directa con el espectador.

-¿Es difícil ensayar en la era covid?

-Hay cierta extrañeza al ver a todo el equipo con mascarillas. Pero los actores, como en los rodajes, nos las tenemos que quitar. En esa burbuja de la ficción todo sigue igual y es muy placentero.

-Mencionaba los rodajes. ¿Nada que ver preparar un papel para el teatro que para la televisión?

-En teatro tenemos la suerte de contar con el proceso de ensayo. Considero que en televisión y cine, pero sobre todo en televisión, el tiempo es oro y el actor tiene que llevar los deberes hechos desde casa, y no todos los hacen. Si quieres componer algo interesante, las propuestas te las debes trabajar en casa, incluso ciertos cambios en el guion para llevárselo lo más atado posible al director y si le parece atractivo que te lo pueda comprar. En el teatro, en 45 días de ensayo vamos a ir desgranado la obra, más allá de que tú vayas con el trabajo hecho y con tus propuestas. Es un lujo para un actor, es el verdadero proceso creativo.

-¿En qué momento está y adónde puede llegar la ficción española?

-Estamos en un muy buen momento. El palo en la rueda ha sido nuestro propio complejo, algo que nos pasa culturalmente como país en general. Cuando nos hemos abierto al mundo, gracias a esta globalización de la ficción, el mundo nos ha aplaudido, nos ha quitado ese complejo, ha hecho que nos vayamos atreviendo con más temáticas. Además, ahora te puedes permitir hacer cosas mucho más complejas, porque cada una se va a poner en su plataforma. Hemos diversificado. En lo económico si nos comparamos con la gran industria americana la diferencia tiene más que ver con lo publicitario, con un buen plan de ventas. Una gran historia emocional que llegue no depende del dinero, depende de la creatividad.

-¿Hay que seguir clamando que el teatro es seguro?

-Es un espacio completamente seguro. Todo es demasiado nuevo para todos y vivimos situaciones contradictorias, nos alejamos dos metros en la cola del pan y luego vamos juntos en el metro. Me consta que en el teatro se están haciendo las cosas de forma escrupulosa: protocolos de entrada y salida, distancias, mascarillas... El espectador está quieto, mirando hacia el escenario y han desparecido las toses, ahora no tose nadie y los actores lo agradecemos. Ya solo nos queda acabar con los móviles.

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