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Todas las caras de 'Manon'

Alexandra Nowakoski y Juan Noval-Moro encabezaron con éxito el reparto del primer 'viernes de ópera' de la temporada ovetense

ANTONIO HEDRERA

Domingo, 17 de septiembre 2023, 01:39

El primer 'viernes de ópera' de la temporada -excelente iniciativa de la Ópera de Oviedo que dedica una función con entrada reducida a un reparto ... cargado de juventud, talento e ilusión- trajo al Teatro Campoamor a la soprano polaco-estadounidense Alexandra Nowakowski, habitual de la Metropolitan Opera House neoyorquina, que, dotada de una magnífica técnica con facilidad para la coloratura, supo dar forma en su debut en el liceo ovetense a las múltiples caras de la compleja protagonista: desde la dulzura e ingenuidad iniciales en 'Je suis encore tout étourdie' o 'Voyons, Manon', interpretadas con profundo lirismo y cuidadísima dicción, a esa Manon pasional que adora la juventud y anhela una vida de placer como declara en 'Obéissons quand leur voix appelle', en la que Nowakowski tuvo que llevar con elegancia el índice a los labios para invitar al público a detener los sinceros aplausos que emergieron a mitad de la gavota. El aria 'Adieu, notre petite table' supuso uno de los momentos culminantes de la noche, en el que Nowakowski conmovió con su musicalidad emocionada al recordar con nostalgia los momentos vividos junto a su amado Caballero Des Grieux, encarnado en esta ocasión por el tenor asturiano Juan Noval-Moro, habitual de la casa que debutaba un rol que parece hecho a su medida en este excelente momento de su carrera y que le permitió desplegar de forma homogénea su buen hacer canoro de agudo fácil y buena emisión, destacando sus intervenciones en 'En fermant les yeux' y en 'Je suis seul...Ah, fuyez douce image'. Sin duda, la presencia del tenor poleso fue todo un lujo en esta función de 'viernes de ópera' que bien merece otros días de la semana.

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Destacada fue también la intervención del joven bajo alemán Frederic Jost como Conde Des Grieux, muy bien defendido -sin importar la diferencia de edad con el personaje- gracias a su hermoso instrumento de extenso rango vocal, homogéneo y llamativamente bello incluso en los extremos. El barítono madrileño César San Martín encarnó un Lescaut preciso, grave y con gran presencia en todas sus intervenciones.

No descansaron este 'viernes de ópera' cantantes del primer elenco como el tenor Moisés Marín -que transmitió de forma efectiva la comicidad de trasfondo malévolo de Guillot de Morfontaine-, el barítono Pablo López (De Bretigny), las simpáticas Ana Nebot, Serena Pérez y María Heres (Pousette, Rosette y Javotte) -tan empastadas en lo vocal y conectadas en lo dramático que parecieran un único personaje-, un pluriempleado Abraham García como posadero, portero y crupier, el dúo cómico formado por Francisco Sierra y Gaspar Braña y la sirvienta Elisabeth Expósito, miembros los tres últimos de un Coro Intermezzo en estado de gracia, destacando el 'Magnificat' interno, aunque los muros del Campoamor no fueran tan silenciosos como los de Saint Sulpice a consecuencia del ruido mateíno y de algún móvil insistente.

Comandante de todo lo anterior fue el maestro luso Nuno Coelho que, al frente de una OSPA brillante, se reveló como gran director de ópera al que ojalá volvamos a disfrutar pronto. Aunque fuera de la elegante escena de Sagi, ver dirigir a Coelho también forma parte del espectáculo: atento a todas las indicaciones, su gesto preciso y su conocimiento de la partitura es, sin duda, parte importante del éxito de esta 'Manon' que suma caras nuevas, ilusionadas y talentosas a la nómina iniciada hace 75 años en la Ópera de Oviedo. Por muchas caras más y porque volvamos a ver y escucharlos a todos ellos muy pronto.

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