Un duelo bestial a corazón abierto
Luisa Martín y Olivia Molina levantan al público del Palacio Valdés en el estreno de ‘Malditos tacones’, la última genialidad de Magüi Mira
P. A. MARÍN ESTRADA
AVILÉS.
Sábado, 31 de agosto 2024, 02:00
La actriz y directora teatral Magüi Mira elegía ayer de nuevo el Palacio Valdés de Avilés para el estreno absoluto de su último proyecto: ‘Malditos ... tacones’, un texto de Ignacio Amestoy que la valenciana aborda con la profundidad y maestría habituales en ella. Su vínculo con Avilés y su público es algo más que un tópico habitual en quienes eligen su histórico coliseo para presentar sus funciones y la prueba es su fidelidad a la villa de Pedro Menéndez a lo largo de los años.
Que los avilesinos también valoran el talento de Mira lo mostraba este debut con todo el papel vendido. Y más en una función que añadía la solvencia de un autor como Ignacio Amestoy y el interés en su obra por la identidad femenina. En esta ocasión, se trata de dos personajes femeninos muy distintos, en edad, posición social, psicología o actitud vitales: Victoria Burton, matriarca de una saga empresarial, a la que da vida Luisa Martín, y María García, una abogada vocacional y hecha a sí misma. Ambas se encuentran y en ese encuentro van a emprender un intenso viaje en busca de una verdad tan oscura y escapadiza como la que van a hallar en el fondo de sí mismas. La elección de las dos actrices para el duelo de alta tensión que sostiene toda la acción dramática es la otra gran baza con la que echa a rodar esta obra.
La escenografía de Curt Allen y Leticia Gañán deja a la perfección el espacio idóneo para el campo de batalla dialéctico en el que se baten los dos personajes protagonistas en una puesta en escena que cuenta con la iluminación de José Manuel Guerra, graduando eficazmente la temperatura emocional de la dramaturgia y Gabriela Salaverri pone vestido a las máscaras corporales e identitarias de Victoria y María, personificadas en esos tacones del título, metáfora del frágil empoderamiento de las mujeres que están sobre ellos.
Fue un trepidante drama sin pausa para el respiro o el silencio, de mujeres ocupando espacios de poder
De eso va este trepidante drama sin pausa para el respiro o el silencio, de mujeres ocupando espacios de poder con las marcas de la supremacía patriarcal, incluida la violencia de género más salvaje, pero también de la complejidad de la vida y de poder ser en libertad. El trabajo de Luisa Martín y Olivia Molina es bestial, su talento, tan diverso en cada una, descomunal. El público aplaudió a rabiar a todo el equipo artístico, con Mira y Amestoy llevándose su gran parte en esta joya que fue de auténtica genialidad.
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