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'Sin título', óleo sobre lienzo (195x295), 2023/2017. Museo Evaristo Valle

Juan Antón y la belleza del paisaje circundante

El Museo Evaristo Valle inaugura el día 26 la exposición 'Circum', con una decena de obras de gran formato del artista llanisco Juan Antón

M. F. Antuña

Gijón

Lunes, 8 de septiembre 2025, 23:05

'Circum' es el título. Y es revelador de lo que hace con sus pinceles el llanisco Juan Antón (1976). Todo lo que le circunda, ... el bello entorno de la localidad de Cué en la que siempre ha vivido, se muestra en plenitud de color y, en la mayoría de los casos, en grandes formatos, en óleos sobre lienzos que alcanzan los dos metros de altura y superan los tres de ancho. Esos dos territorios, el geográfico y el artístico, son en los que siente más feliz y con los que viajará a Gijón, al Museo Evaristo Valle, donde el día 26, coincidiendo con la Noche Blanca, inaugurará muestra.

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«Estoy encantado, es un orgullo», dice. «La pintura de paisajes de Juan Antón nos sumerge en la diversa vegetación del norte de España, con vistas impresionantes de cadenas montañosas, valles verdes y exuberantes, paisajes de ríos y lagos, y la rica flora de la región. Las obras expuestas son fragmentos de un mundo que, a pesar de los avances modernos, no ha perdido su belleza atemporal», escribe Felicitas Kastner sobre su trabajo.

A él le cuesta más poner palabras a su propio arte, que en esta ocasión se centra en obra reciente. «No sé explicar por qué los paisajes siempre me atrajeron; me parecen interesantes y, además, es también la mía una pintura bastante abstracta que me permite conectar con la historia del arte», cuenta. Hay referencias a Velázquez o a Breughel, al impresionismo y al postimpresionismo.

Aunque en la exposición habrá alguna pieza de pequeño tamaño, Juan Antón confiesa que él se siente más confortable en el formato grande. «Tienes que controlar un poco más la escala y planificarlo, pero yo me siento más cómodo; es mi formato natural», señala. Asegura que a su trabajo le vienen bien los distintos planos de color y no lamenta que el proceso sea lento. Trabaja con capas y veladuras y una obra puede llevarle desde tres meses o cuatro hasta un año.

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Más de un lienzo comparte espacio en su taller en ese proceso creativo que, como sostiene Felicitas Kastner, se sirve de un lenguaje específico para representar su entorno. «En un primer momento, parece que el artista prescinde de una lógica visual en la composición de la imagen para poder representar con precisión partes y detalles importantes. Luego se hace evidente que los paisajes no son espacios cerrados y que permiten al artista como motivo desarrollar nuevas composiciones y perspectivas. Aquí se enfrenta al problema de la totalidad, la unidad en la diversidad, que resuelve con su complejo lenguaje visual. Como espectadores, nos encontramos en medio del debate del artista sobre perspectiva y color».

El color es crucial para trazar esa mirada personal y única y crear atmósferas singulares. «Logra pintar lugares topográficos de manera subjetiva sin que pierdan su carácter peculiar, y aunque estamos tratando aparentemente con paisajes culturales ilustrados, predomina el homenaje amoroso a la naturaleza arcaica», escribe la autora del texto que presenta la muestra.

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