Pepe Viyuela, actor: «No me siento nada más que cómico»
El Teatro Jovellanos recibe el sábado 23 'El barbero de Picasso', un texto de Borja Ortiz de Gondra que le sube a las tablas junto a Antonio Molero
Este sábado llega al Teatro Jovellanos 'El barbero de Picasso' (20.30 horas, 15, 22 y 24 euros), una obra de Borja Ortiz de Gondra ... que sube a las tablas a Pepe Viyuela, Antonio Molero, Mar Calvo Valdés y José Ramón Iglesias para narrar y elucubrar sobre lo que fue la relación del pintor malagueño con Eugenio Arias, su barbero. Es una comedia que se adentra en la figura del hombre que emerge más allá del genio bajo la dirección de Chiqui Carabante.
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–¿Ha cambiado su imagen de Picasso tras hacer el personaje?
–A parte de su calidad como artista y el hecho de que es uno de los más grandes pintores del siglo XX, existía ese rumor de lo que era su trato con las mujeres y ahí es donde uno empieza a la hora de construir el personaje. Me pongo a leer, a buscar, no deja de ser una figura muy controvertida y hay testimonios que avalan esa idea y otras que no. De todas formas, queríamos mostrar ese hecho pero sin recargar las tintas, y lo que hacemos es contemporizar y relativizar toda esa teoría tan nefasta y entenderle. Hay una frase en un documental de su hija Paloma que dice «mi padre no era un monstruo ni era un genio, era un hombre». Hemos intentado dar esa idea de la complejidad del ser humano, en el que pueden convivir el ángel y el demonio.
–¿Cómo es ese hombre que usted ha encontrado?
–El Picasso que aparece en la función está bastante diseñado en el texto de Borja Ortiz de Gondra, es un hombre afectivo, ingenioso, divertido, pero a la vez colérico, tiene puntos de ira que dejan helados a los demás. Cuando aparece de pronto su soberbia, los espectadores se quedan congelados. El personaje que presentamos es así de complejo, con la ternura de un hombre enamorado, gran amigo de Eugenio Arias, con unas convicciones políticas muy firmes, pero unas ventoleras de carácter importantes. Una de las frases que hemos valorado mucho es que debía ser muy difícil ser Picasso, alguien encumbrado desde la juventud, considerado como un genio, que todo el mundo le hacía la ola. Convivir consigo mismo debía ser difícil. Hemos intentado dibujar un hombre con luces y sombras sin ocultar nada y sin cargar las tintas, salvo en algo indiscutible como es su genialidad.
–¿Es muy difícil ser Picasso como actor?
–Yo intento quitarme esa idea y pensar que es divertido hacerlo. Intento jugar con todos los personajes que hago y con las tramas. Hay límites, es difícil divertirse con alguien especialmente perverso, pero no es el caso y Picasso está rodeado en esta función de amigos, de amor y además no perdemos de vista la idea de que esto es una comedia, aunque haya aspectos difíciles, como es el exilio. Hay sombras, pero aparecen la luz y la risa y la gente se lo pasa muy bien.
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–Es fantasmagórica.
–Hay que dejar claro que no es un biopic, no es una biografía de Picasso, es un pellizquito de su vida y lo que vemos en escena son actores atrapados o invadidos por aquellos personajes que como fantasmas se mueven viviendo situaciones y anécdotas que son reales unas, y otras que no lo son. Se muestran la realidad y la ficción y Borja fue muy libre al hacerlo. Es un juego, el delirio de unos cómicos que juegan.
–Da la sensación de que lo están pasando bien.
–Muchísimo y desde el primer día de ensayos. Con Chiqui Carabante es muy fácil. Él genera una atmósfera creativa muy fértil, te escucha, te deja hacer.
–Es un hombre orquesta, cine, teatro, escribe... ¿Cómo se pueden hacer tantas cosas al mismo tiempo?
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–Quizá porque no las hago al mismo tiempo y porque yo no me siento nada más que cómico, payaso, actor, pero escribir no me lleva a pensar que soy escritor en ningún momento. Y el cine, teatro y televisión son distintas variantes de una misma actividad, que es la de interpretar personajes, a veces lo haces delante de una cámara y otras como a mí más me gusta, que es delante los ojos vivos del público.
–Está en pleno rodaje.
–Estoy haciendo una comedia de Alberto Utrera, que trata sobre un problema muy acuciante en estos momentos que es el de la vivienda. Me gusta mucho el guion porque tratando un tema tan duro ha conseguido generar la risa, aunque a veces se congela en los labios. Es una comedia honda con un mensaje serio.
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–Está también en 'Aída y vuelta'.
–Sí, tengo mi personaje, Chema. Es una película muy coral.
–¿Cómo ha sido el retorno?
–Ha sido una experiencia muy bonita. Sabiendo todos que habían pasado muchos años, ha habido un vértigo interesante. Todos decíamos 'cómo se hacía esto, se nos ha olvidado', pero a los cinco minutos estábamos ya exactamente igual que antes. Fue como caerse en el pozo del tiempo, aparecer en el mismo decorado diez años después.
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