Ruth Álvarez pinta la cara más incómoda de la sociedad en la Sala Borrón
La artista ovetense inaugura hoy 'Luz naranja que brilla sobre mí', una exposición en la que convierte en imágenes la música urbana
Naranja, amarillo, verde y azul. Todo sobre fondo negro. Así son las pinturas que hoy Ruth Álvarez presentará en la Sala Borrón, donde tendrá lugar ... la inauguración de 'Luz naranja que brilla sobre mí'. Esta exposición es la segunda que tiene lugar dentro del programa de Jóvenes Artistas Plásticos de Culturaquí y, en ella, la creadora ovetense presenta una visión crítica sobre la sobreinformación y los estereotipos sociales.
La exhibición la componen una docena de trabajos cercanos al movimiento de la nueva figuración, realizados con técnica mixta, ya que se dan la mano en sus lienzos los aerógrafos, óleos y acrílicos. Estas pinturas dan lugar a personajes que existen en armonía con la naturaleza, ya que conviven con flores, soles, lunas y animales como si tal cosa. Esa representación de la flora y la fauna esconde reflexiones, pues le sirve a Álvarez para hablar desde la herida que le produce vivir en una sociedad absorbida por la sobreinformación, el consumo excesivo, los estereotipos y la inmediatez.
Son problemas presentes en nuestros días que construyen la cara incómoda de una realidad que esta creadora representa, sobre todo, con figuras femeninas, mientras que los hombres aparecen en estas obras alejados del concepto tradicional. Se podría decir, por sonar actuales, que están deconstruidos, ya que abanderan una masculinidad más cercana a la ternura y al cuidado.
Todas estas críticas y realidades aparecen en la exposición bajo una luz naranja que, según cuenta el catálogo de esta muestra comisariada por Juan Llano Borbolla, «quema» porque hace ver «una actualidad incómoda que no tiene visos de mejorar». Igualmente, esta exposición se sitúa «lejos de la pereza estéril que provoca el sistema», ya que se encarga de defender «que otro futuro pudiera ser posible». Lo propone a través «del retorno a lo natural, a lo animal y a lo cósmico».
Y ese hecho de situarse «en esta rabiosa contemporaneidad y partir en busca de las esencias viene directamente del mundo de la música urbana que Ruth devora y traduce en imágenes». Para ella, las letras del trap, el drill y el mumble rap «más allá de lo explícito, hablan de una generación cargada de malestar social e incertidumbre identitaria». Tiempos temblorosos, que llevan a un «narcisismo tremendamente vulnerable», que suena con el filtro del autotune.
A pesar del tamiz sonoro, se mantiene la actitud «soñadora y melancólica en los protagonistas de estos trabajos». De todos ellos «brotan preocupaciones propias de una generación ya adulta, pero tecnoinfantilizada que se siente abrumada por el peso de tener que sentar las bases a otras generaciones venideras». Esas preocupaciones tienen encima «la violencia sistemática, el cambio climático, el respeto animal, la salud mental, la precariedad laboral y el empobrecimiento ético».
Asuntos que hacen pararse a pensar a Ruth Álvarez y empuñar los pinceles, de los que nacen mundos en los que «todo está por arreglar». Para ella, hasta la utopía, es alcanzable. Hoy, a las 19.30 horas, lo demostrará junto a estas obras que removerán conciencias hasta el día 27.
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