El asturiano Alejandro Braña se alza con el premio del Comité Español de Historia del Arte
El estudiante de la Universidad de Oviedo ganó por unanimidad con su trabajo fin de máster sobre la arquitectura de los hermanos Somolinos
Las calles asturianas serían hoy bastante diferentes si los hermanos Somolinos no hubieran dejado en ellas su manera de construir. Estos dos arquitectos cambiaron con ... sus ideas el paisaje de nuestra región y ahora vuelven a la palestra, gracias a un estudio de la Universidad de Oviedo que analiza su influencia en el Principado. Este proyecto, desarrollado por el estudiante gijonés Alejandro Braña Barcia y tutorizado por María del Pilar García Cuetos, se acaba de alzar además por unanimidad con el premio del Comité Español de Historia del Arte (CEHA) al Mejor Trabajo Fin de Máster del año 2023, por el «rigor de la investigación y la madurez en la redacción».
Este reconocimiento supone para el joven «un orgullo» y un impulso para arrancar del olvido a esta pareja de arquitectos que son «al mismo tiempo muy conocidos y muy desconocidos», apunta. «Una parte importante de los asturianos podemos identificar sin problema sus obras, pero no los conocemos a ellos», prosigue, convencido de que muchos no saben que detrás de Perlora, de la iglesia de San Pedro y de la casa sindical de Oviedo se encuentra su firma.
Estas construcciones además son muy dispares entre sí porque, a lo largo de su trayectoria, los Somolinos pasaron por cuatro etapas muy diferenciadas. La primera, entre 1934 y 1939 fue la del expresionismo y, a continuación, llegó la fase de la autarquía (1939-1949), en la que hicieron «edificios de reconstrucción historicista e incluso inmuebles con arquitectura regionalista», indica, al tiempo que ensalza su manera de «emplear el pegollo del hórreo asturiano en sus edificios».
Esa fue una de las muchas ideas que siguieron materializando, cuando apostaron por la recuperación de la modernidad (1949-1961) y, por último, cuando alcanzaron la etapa de plenitud (1961-1975). Además en estas cuatro fases se mantuvieron unidos, a pesar de tener «intereses diferenciados», tal y como explica Braña. «El hijo de Federico nos contaba que tenían opiniones distintas, pero su autoría era conjunta». Esa característica hace que sean «indistinguibles el uno del otro» y que este joven mantenga vivas las ganas de seguir estudiando a esos hermanos de los que quedan «muchos elementos interesantes por descubrir», lanza, convencido de que merecen un lugar privilegiado en la memoria de Asturias.
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