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Jaime Chávarri, en el Hotel Asturias, donde se hizo la entrevista. Damián Arienza

Jaime Chávarri, director de cine: «Soy un curioso impertinente»

La proyección de la película documental 'El desencanto' inauguró este jueves el ciclo Imagínate de cine y salud mental en la Laboral

M. F. Antuña

Gijón

Viernes, 5 de septiembre 2025, 06:45

Es un cineasta imprescindible, un hombre afable, una mente lúcida. Jaime Chávarri estuvo ayer en Gijón para inaugurar con la proyección de su documental ' ... El desencanto' (1976) el ciclo Imagínate de cine y salud mental.

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–Va a cumplir 50 añitos la película. Ha envejecido bien.

–O no ha envejecido. O nunca fue nueva. Vete tú a saber. El cine es muy perecedero, se olvida fácilmente y esta película, que si se hubiera hecho ahora con suerte se hubiera puesto en televisión, tuvo sitio en cines y estuvo más de un año en Barcelona y casi un año en Madrid. Es una película con problemas: había gente que me quería pegar, en los pases de televisiones había llamadas indignadas... Siempre tuvo respuestas interesantes.

–¿Con qué mirada o perspectiva hizo usted la película y con cuál lo hace ahora?

–Estas películas no se pueden hacer con ninguna perspectiva porque se hacen en montaje. Tú vas rodando, has hablado con los personajes, has sacado temas pero luego en montaje igual no salen. No había un criterio más que el instintivo. No había guion, iba saliendo. Y hasta cierto punto acertamos.

–¿Cómo la ve usted ahora?

–Como un vejestorio. Hay momentos que me agarra, otros me aburre, otros me llevan al recuerdo del rodaje. Hoy se hacen muchos documentales y este tiene la gracia de tratar un tema que afecta a todos, que es la familia, y eso hacía que todo el mundo se sintiera involucrado, para compenetrarse o para quejarse.

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–Una película de culto. ¿Cómo sienta esa definición?

–Se queda como muy fuera. Es algo que está pero yo no lo incorporo. 'Las cosas del querer' también es una película de culto y no pueden ser más distintas. Eso me divierte, me gusta pensar que dos películas radicalmente distintas que nadie diría que las ha hecho la misma persona son de culto. Porque yo no quería hacer cine, yo quería hacer películas.

–Creo que no le gusta nada eso del cine de autor.

–El cine de autor es una cosa que se inventan los críticos para justificar su labor, para darle un carácter serio. Es una manera de darse ellos importancia. Pero luego con criterios de calidad hay películas de autor que son los mayores coñazos que se han hecho nunca y hay películas que no son de autor que son absolutamente fantásticas.

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–Si tuviera usted que definirse...

–Yo soy un curioso. Si me pongo cervantino diría que soy un curioso impertinente.

–¿Y a dónde apunta su curiosidad ahora?

–A todos lados. No tiene límites.

–¿Dónde pondría usted hoy una cámara para saciar su curiosidad?

–En cualquier sitio donde la quieran quitar.

–Pero las quieren quitar de muchos sitios.

–Y eso da cuenta de lo que estamos viviendo.

–Hace un par de años de su última película. ¿Algún proyecto?

–Es complicado porque los problemas de aquella película fueron los problemas por los que yo me retiré. Dije: 'en tales condiciones no voy a trabajar', me dijeron que no iba a ser así y fueron a rajatabla. Si te engañan hasta ese punto, no apetece.

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–Quiere decir que no se puede hacer cine en España.

–Sí se puede. La gente listísima que sabe tratar con los productores sí lo hacen y además películas estupendas. Este año ahí tienes 'Tardes de soledad' o 'Sirat', películas distintas que son muy interesantes, pero hay que saber moverse de una manera determinada y yo soy de hacer mi trabajo tranquilo.

–También tiene el teatro, la zarzuela, la enseñanza...

–Yo estoy muy tranquilo ya, tengo 82 años y mi futuro es ahora. Lo que quiero es descansar y ver películas.

–Citaba a las plataformas. ¿Está desaforada la producción audiovisual?

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–Producimos más de lo que necesitamos, hay muy poco dinero para cada película y hemos pasado de que mande televisión a que manden las plataformas. Yo he vivido una época en la que los productores eran productores de verdad. Una película se hacía porque un productor quería hacerla y con un director determinado, si la televisión quería entrar entraba, pero la película se hacía igual. Hoy en día se produce lo que quieren las plataformas y lo que quieren las televisiones. El milagro es que siga habiendo cada año tres o cuatro películas estupendas. Estamos a mejor nivel que muchos cines europeos en calidad.

–¿Nos cansaremos de tanta serie?

–Esto es como los toros, si la serie es buena, la película es buena y los toros son buenos, se aguantan divinamente; si son malos, no hay quien los soporte.

–¿Hay una política cinematográfica buena?

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–Hay una política cinematográfica cómoda para unos y para otros, hay un sistema de subvenciones que podría no estar mal, pero hay productores que lo utilizan para favorecer a su película y otros que lo emplean para cobrar su sueldo y hacer la película de cualquier manera.

–Sostiene que la cultura tiene que ser siempre divertida.

–La cultura no es un deber. Si no te gusta el Quijote, no hagas el esfuerzo. Si es verdad que hay una edad, cuando empieza la curiosidad con 17 o 18 años, que tienes que conquistarla un poco, tienes que esforzarte porque si no entras en contacto con las cosas no te acostumbras a ellas. Yo empecé a leer el Quijote con 30 años, lo había intentando en el colegio y me había aburrido muchísimo, y cuando acabé me llevé la más grande llorera de mi vida. Si no acabas las cosas el círculo no se cierra. Por eso lo importante es no forzarse, pero sí trabajar un poco, jugar un poco a 'si esto es tan conocido tendrá que ser por algo'.

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–¿Hay mucha cultura aburrida?

–Toda la cultura que no está basada en entretener. Kierkegaard puede ser muy aburrido, pero hay gente que le resulta divertido. La cultura está hecha de retazos y de que afortunadamente a las personas nos gustan cosas diferentes.

–La cultura también es política.

–Todo es política y cada vez más.

–¿Qué le parece la política cultural española?

–La cultura no es un ente independiente, depende de la educación. Cualquier niño tiene derecho a saber lo que es una película, una novela, un ensayo y el estado tiene el deber de hacerlo posible. Esa labor no se hace. No existen en la escuela española talleres de teatro, hay unas carencias humanistas que cada vez son más y están más deliberadamente ausentes.

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–¿Cómo ve la película de esta España de hoy?

–No solo en España, veo una total falta de esperanza. Los padres saben que sus hijos no van a vivir que ellos y eso genera un desánimo general. Y a ello se une el cambio climático.

–¿Y qué hacemos? ¿Nos instalamos en el pesimismo?

–Yo soy un optimista, pero si la gente que puede tomar las decisiones no lo es y no las toma y lo único que hacen es ir a sus rencillas políticas y número de electores...

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