La commedia è finita
'Pagliacci' y 'Una tragedia florentina' se representan hoy en el Campoamor, dentro de la 72 temporada de la Ópera de Oviedo
RAMÓN AVELLO
OVIEDO.
Domingo, 15 de diciembre 2019, 01:22
Las óperas breves implican títulos dobles. En la historia de la temporada de la Ópera del Campoamor, la primera función con dos títulos fue, precisamente, 'Pagliacci' (Payasos), de Leoncavallo, unida, como es habitual, con su ópera siamesa 'Cavalleria Rusticana', de Pietro Mascagni, en 1949. Aquel año debutó con éxito en 'Pagliacci', en el papel de Silvio, el entonces joven barítono ovetense y maestro de cantantes Manuel Santullano. Volvieron los caballerosos rústicos con los payasos en 1954, 1966, 1980 y 1995. De nuevo, ya sin el acompañamiento de 'Cavalleria', llega hoy domingo 15, a las 19 horas, y los próximos 17, 19, 20 y 21 a las 20 horas, al Campoamor esta popular ópera.
Publicidad
Con 'Pagliacci', la temporada de Ópera de Oviedo conmemora el centenario de la muerte de Leoncavallo. Nacido en Nápoles en 1850, y fallecido en La Toscana, a Ruggiero Leoncavallo se le recuerda hoy principalmente por la canción 'Mattinata', escrita para Enrico Caruso, popularizada en España, en los años setenta del pasado siglo, por Albano, y por 'Pagliacci', ópera estrenada en Milán en 1892, que está considerada como el mejor manifiesto del verismo, estilo artístico que consiste en una exacerbación del realismo.
La pareja de 'Pagliacci' será, a partir de esta tarde, la ópera en un acto 'Una tragedia florentina', de Zemlinsky, una obra que nunca se interpretó en el Campoamor. Alexander von Zemlinsky (Viena, 1872- Nueva York, 1942) fue un director y compositor muy activo en la Viena de principios del siglo XX y la Alemania y Checoeslovaquia de entreguerras. Alma Schindler, conocida luego como Alma Mahler y musa de grandes personalidades de la época, describe a Zemlinsky, con quien tuvo un breve idilio antes de decidirse por Mahler, como un hombre poco agraciado («esmirriado, sin barbilla, nariz ganchuda y ojos saltones...»), pero de torrencial talento musical. Zemlinsky fue discípulo y protegido de Brahms y maestro de Schöenberg y ejerció una notable influencia sobre los músicos de la escuela vienesa, especialmente Berg. Su obra, tanto la operística como la sinfónica y de cámara, cada vez más valorada, se considera como el eslabón que une el romanticismo de Brahms y Strauss con la música expresionista. 'Una tragedia florentina', estrenada en 1917, es una de sus óperas más conocidas.
Los dos títulos que se representarán en el Campoamor, en una nueva producción de la Ópera de Oviedo, estarán dirigidos musicalmente por Will Humburg, un director vinculado discográficamente a Naxos, y que debuta en Oviedo, y la dirección escénica de Guy Joosten.
En Oviedo, Joosten dirigió 'Werther', 'Las bodas de Fígaro' y 'Rigoletto'. 'Pagliacci' y 'Una tragedia florentina' estarán cantadas por Diego Torre (Canio-Guido Bardi), María Katzarava (Nedda-Bianca), John Lunzgren (Tonio-Simone), Juan Noval-Moro (Beppe), Isaac Galán (Silvio).
Publicidad
La función 'Viernes Ópera' del día 20, estará cantada por Konstantine Andreiev, (Canio-Guido Bardi), Maite Alberola (Nedda-Bianca) y Robert Mellon (Tonio-Simone).
Un retazo de vida
Además de oficio musical, Leoncavallo era un buen dramaturgo. De hecho, el libreto que escribió para 'Pagliacci' es uno de los mejores de la historia de la ópera.
En su niñez, Leoncavallo conoció un suceso trágico que había ocurrido en un pueblo de Calabria. Una actriz de una pobre compañía teatral -'cómicos de la legua', decimos en España- fue asesinada por otro actor durante una representación. El padre de Leoncavallo era juez y tuvo que dictar sentencia sobre este crimen.
Publicidad
Estructurado en un prólogo y dos actos, 'Pagliacci' describe la historia de una compañía teatral que llega a un pueblo de Calabria para representar 'La comedia del arte'. El director de la compañía, Canio, hombre celoso y violento, está casado con la joven Nedda, que coquetea con un campesino de la zona, Silvio. Tonio, payaso deforme de la compañía, está enamorado de Nedda, pero esta se burla de él y de su fealdad. Para vengarse de ella, Tonio le cuenta a Canio las infidelidades de su mujer.
En el segundo acto, en ese juego del teatro dentro del teatro, se representa la comedia del arte. Colombina (Nedda) engaña a Pierrot (Canio) con el Arlequín (Beppe), lo que despierta la ira de Pierrot, que no distingue la realidad de la representación, y asesina a Colombina y a Silvio.
Publicidad
Se considera al prólogo, largo monólogo que canta Tonio, como el manifiesto del verismo en música. «Lo que vamos a ver no es una ficción, sino un retazo de vida escrito con lágrimas de verdad», recita Tonio en lo que podría ser la mejor definición del verismo, la representación cruda y naturalista de la realidad en el mundo de la ópera.
El preludio orquestal utiliza tres leitmotivs (motivos melódicos que simbolizan un personaje, un sentimiento o una acción). El primero, en las trompas, sobre la notas del 'Ridi, pagliacci' presenta la tragedia; el segundo, el amor, introduciendo las notas del dúo de Nedda y Silvio, el tercero, la venganza.
Publicidad
El coro posee una importante participación como representación del pueblo. Vocalmente, aunque el verismo está en las antípodas del refinado belcantismo, Leoncavallo escribe para cada personaje expresivas arias y sólidos concertantes de una gran belleza vocal.
Una comedia cínica
La ópera de Zemlinsky 'Una tragedia florentina' está basada en la obra teatral homónima de Oscar Wilde. El argumento es simple. Un rico mercader florentino, Simone, llega a su casa y se encuentra a su mujer, Bianca, acompañada del príncipe Guido Bardi, animador de la célebre Camerata Fiorentina.
Noticia Patrocinada
Simone disimula la relación entre Bianca y el príncipe y, como buen comerciante, le va vendiendo diferentes objetos. Tras sorprender de nuevo a Bianca y Bardi, Simone, medio en serio, medio en broma, le reta a un duelo. El príncipe muere a manos del comerciante, y su mujer, con admiración le dice: «¿Por qué no me habías dicho que eras tan fuerte?»; a lo que Simone responde: «¿Por qué no me habías dicho que eras tan hermosa?». Entre el sarcasmo y el cinismo, termina la obra, que tiene más de comedia cínica y transgresora de valores, que de autentica tragedia.
Zemlinsky crea una partitura próxima a la música de su admirado Richard Strauss: tensa, cromática, disonante y tensa. Ya el preludio, bastante largo para la duración total de la ópera, se refleja una orquestación exuberante y de una gran riqueza tímbrica. Vocalmente, utiliza un estilo arioso, próximo en ocasiones a la voz hablada, produciendo un ambiente de tensión e irrealidad.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión