Faemino y Cansado y el delirio de la risa
El Jovellanos aplaudió al dúo cómico y el maravilloso laberinto de relatos sin sentido que es '17 veces reloaded'
M. F. ANTUÑA
GIJÓN. «
Sábado, 15 de julio 2023, 01:03
Contrario y opuesto a la razón, que no tiene sentido. Extravagante, irregular. Chocante, contradictorio. Dicho o hecho irreal, arbitrario o disparatado». Todas las definiciones de ... la RAE de absurdo se ajustan con idéntica certeza al humor de Faemino y Cansado, ese par de genios que han hecho bandera del todo y de la nada, pero su sinsentido tiene muchísimo sentido, tiene su afán, su porqué, tiene en la risa el fin último, en el disfrute de la palabra y el gesto la razón de ser, en el juego de los relatos deslabazados y unidos por la agilidad, el ingenio. '17 veces reloaded' trae de nuevo al Jovellanos a Faemino y Cansado (hoy repiten) y con ellos llega esa magia que introduce al espectador en un mundo insólito, tan real como ajeno a la realidad, tan milimetrado como pensado, repensado, cuidado y estudiado que se adentra en la fe, los perros, los extractores de humos, los ornitólogos, las casas, los viajes... El mundo a su manera, con desorden y desconcierto transitando por los caminos de la vida para acabar dentro de un laberinto surrealista en el que se vive tan ricamente.
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Siempre llenan el Jovellanos, y está vez también, y siempre acompañan sus palabras de esas risas y aplausos que se escapan espontáneos ante singulares relatos sobre la devoción que sienten por Christine Lagarde, las críticas de un 'hater' porque no cuentan chistes, los dos hermanos pobres de Alcorcón cazadores recolectores... Todo ello con presencia de la Virgen de la Covadonga, con alusión al Ascenso del Sella, porque ellos son muy viajeros, van mucho por Alemania, conocen los fiordos - «que visto uno, vistos todos»- y son amigos de Calleja... En fin, la orfebrería del juego que se cose con los hilos de un humor tan absurdo como maravilloso.
Desde que salieron a escena fueron cosechando aplausos, enlazando carcajadas hasta la merecida ovación final, bien larga y sonreída. Pero ayer hubo un primer aplauso que no fue para ellos. El público hizo palmas antes de que salieran a escena cuando se escuchó la alocución en asturiano que da la bienvenida al teatro en un gesto de apoyo a la llingua. A continuación, llegó el delirio.
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