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'Aequus'. Obra de 2014 en técnica mixta sobre cartón (80 x 100 cm). Colección Particular

Juan Genovés, un genio que revive en Gijón

El gran pintor, que fallecía en mayo, maestro de varias generaciones, regresa con toda su energía a las paredes de Aurora Vigil-Escalera

Paché Merayo

Gijón

Jueves, 23 de julio 2020

La muerte que tanto ha rondado nuestras vidas en estos tiempos, en los que ha temblado el universo entero, se viste de muchos trajes. Todos terribles, trágicos y muy tristes. La mayoría tiene forma de capa invisible que queda cosida a nuestra memoria de pasado y recuerdos imborrables. Pero hay un grupo de escogidos que no solo tejen lo que queda tras su marcha de 'ayeres', pues aquí, a este lado, sigue creciendo su presente continuo. Así se viste la muerte de Juan Genovés al que se llora por el viaje sin vuelta que hicieron su sonrisa, su genio y su historia, pero al que se puede admirar para siempre en cada milímetro que dejó pintado, torneado y pensado. Su obra irrepetible, que crece en grandeza con cada nueva luz, no ha muerto, ni morirá nunca. Y esa inmortalidad se puede admirar desde este viernes en Gijón, cuando se inaugura oficialmente la que será su primera exposición póstuma. La acogen las paredes de la galería Aurora Vigil-Escalera, su casa en Asturias desde hace años. Entre ellas se ha preparado, con todo el mimo y «el mayor de los respetos», su último encuentro con la ciudad. Por que si bien el gran maestro valenciano y universal sigue vivo en sus pinceladas, se fue para no volver el 15 del pasado mayo, justo cuando la vida empezaba a discurrir casi con normalidad por las calles. Un par de días después de que las galerías de arte iluminaran de nuevo sus muros para que pudiéramos sacar las miradas de las pantallas virtuales y contempláramos otra vez la realidad ante nuestros ojos.

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'Juan Genovés. En el recuerdo'. Así se titula esta muestra, que contará no solo con piezas de la colección personal, ahora familiar, traídas de su mítico estudio de Madrid, sino también de la galería Marlborough, que es hoy la custodia principal de su legado a nivel internacional. Grabados singulares, que él intervenía minuciosamente, uno por uno, convirtiéndolos en obra única, pinturas, alguna de ellas de gran formato y de trascendencia capital en su trabajo, que desde su marcha no ha hecho otra cosa que apuntalarse como referente histórico. De hecho, las casas de subastas han enloquecido con las obras que llegaban a sus salas, duplicando su valor en cuestión de minutos.

'En el recuerdo', que permanecerá en la galería gijonesa de la calle Capua hasta el 22 de septiembre, contará también con un pequeño tributo del hijo del maestro Pablo Genovés, que participará en la apertura de este viernes, 24 de julio, como ha participado en la producción. Pablo aporta, además, cuatro piezas de la serie 'G+G', un elocuente título que habla de unión de fuerzas, fotografías del hijo intervenidas por los pinceles del padre. Y lo que un día fue orgullo mutuo, ahora se convierte en homenaje en una única dirección.

Pero la exposición va más allá de las dos dimensiones. En mitad de la sala se podrá contemplar una escultura, creación a pequeña escala de 'Transbase', la enorme obra que Genovés donó a la ciudad de Avilés el verano pasado y que ocupa la plaza del Centro Niemeyer. Se cierra de esa manera el círculo que ata la historia del maestro a esta tierra que se convirtió en suya en los últimos años. De esa vinculación, dice, Aurora Vigil-Escalera, «nace la necesidad de celebrarlo desde aquí». El deseo, por encima de todo, «de rendirle homenaje como se merece», pues fue, recuerda la galerista, «un personaje fundamental en la Historia del Arte Contemporáneo y el pintor por excelencia de la Transición, al tiempo que un amigo y un grandísimo hombre».

Premiado en el mundo y destacado en museos de todas las geografías, Juan Genovés mantuvo una militancia activa con el arte y con la vida. Cuenta su biógrafo Mariano Navarro, que le importaban a partes iguales tanto lo cultural y artístico, como lo político. Fue «igualmente diligente y leal a sus principios éticos y siempre en busca de la conformación de una política cultural española, diseñada y ejecutada conjuntamente por artistas y ciudadanía». Así lo escribe en el catálogo de la exposición, donde subraya que el 15 de mayo no solo se llevó al pintor, al autor del irrepetible 'El abrazo', al genio que miraba el mundo a vista de pájaro. También arrebató «su risa y su jovial euforia al expresarse», así como su «excepcional capacidad de trabajo, en frentes tan distintos». Todo eso «caracterizó su existencia». Todo eso está en la galería gijonesa, que se adelanta con esta cita a los anunciados homenajes de Madrid, la ciudad en la que pasó sus últimos años y que tanto quiso, y Valencia, la que le vio nacer un mayo como el de su muerte, en 1930. Asturias, no era su territorio, pero acabó convirtiéndose en su casa.

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