Urgente Herida una mujer en una colisión contra una furgoneta en la A-66 en Mieres
Gonzalo Celorio, ayer, a su llegada a Oviedo.

«La ficción aporta un conocimiento más amplio de la realidad»

El escritor mexicano Gonzalo Celorio recurre a la historia de su familia, de Llanes, en su novela 'El metal y la escoria'

M. F. ANTUÑA

Jueves, 9 de julio 2015, 00:22

A Gonzalo Celorio (México, 1948) le delata su apellido. Escritor de éxito, catedrático de la Universidad Nacional Autónoma de México, tiene en Asturias sus orígenes familiares por parte de padre. Aquí nació su abuelo Emeterio y desde aquí emigró al otro lado del charco e hizo una fortuna que sus hijos se encargarían de dilapidar después. A Emeterio y a Asturias ha vuelto en su última novela, 'El metal y la escoria', que hoy se presenta en el Archivo de Indianos de Colombres (11.30 horas) y en la Biblioteca Pérez de Ayala de Oviedo (19 horas).

Publicidad

Vuelve a los orígenes.

Pues sí, la novela trata de recuperar la memoria histórica desde mi óptica familiar y desde México.

Habla de memoria. Quiso escribirla al ver cómo su hermano la perdía.

Es la paradoja que la novela plantea. Por un lado, está el intento de recuperar la memoria familiar y, por otra parte, el depositario principal está afectado por Alzheimer. Es paradójico y trágico, pero por fortuna algo me dijo para que yo pudiera escribir esta novela. La imaginación suple todas las deficiencias informativas.

¿Cuál entonces la relación entre realidad y ficción?

La realidad es el punto de partida, la referencia, el propósito de la novela, pero el proceso es literario. Como era una historia que no me fue contada, se me ocultó porque no era muy edificante, no la conocía. Eso despertó desde una edad muy temprana la curiosidad por saber qué había ocurrido. Como se trata de personajes comunes y corrientes, sin relevancia histórica, es muy difícil hacerse con documentación, de modo que la imaginación entra en apoyo. A través de la ficción podemos tener un conocimiento de la realidad más amplio. Yo he sabido más del campo mexicano leyendo a Juan Rulfo que a través de textos históricos. La literatura aporta un mundo más amplio que los discursos apegados a la veracidad.

Esa historia comienza en Asturias.

Sí. Mi padre murió cuando era niño. Me había hablado con orgullo de su padre, que era de Vibaño, cerca de Llanes. Tan pronto tuve oportunidad hice mi primer viaje a España, en 1978. Mi anhelo era saber de dónde venía mi familia. Como soy el undécimo hijo de doce hermanos, mis padres podían haber sido mis abuelos, de modo que mi abuelo me lleva casi 90 años y para mí era una historia más o menos remota. Después he hecho muchos viajes a España y para escribir esta obra pasé una temporada en Asturias, no Llanes, sino en San Pelayo, cerca de Navia. Allí pude aclimatar la novela y conocer el paisaje, documentarme en términos librescos.

La novela es la historia de su famila y también de la emigración española a México.

Sí. Hay algo ahí interesante, porque la verdad es que México no fue el principal puerto de acogida de la emigración española. A partir de su independencia adoptó una actitud antiespañola furibunda. Pese a eso, algunos, entre otros mi abuelo, llegaron a México. Y esa situación contrasta con esa otra emigración española que sí fue muy bien acogida, la del exilio republicano, que también está presente con la figura del tío Paco.

Publicidad

¿Es duro enfrentarse a los fantasmas familiares?

Es duro, pero también es satisfactorio. Después de que mi abuelo amasó una considerable fortuna, sus hijos se encargaron de dilapidarla de forma viciosa y lastimera, y eso no deja de ser penoso y doloroso.

No es la primera vez que recurre a la familia. Ya lo hizo con 'Tres lindas cubanas. En ese caso era el origen materno.

Alguien dice por ahí que ya tengo la parejita, porque después de haber escrito la historia femenina ya tengo la masculina. Pero ya no sé si quiero seguir indagando en la familia.

Publicidad

Es experto en literatura iberoamericana. ¿En qué momento está y cuál su relación con la española?

Tenemos una lengua común. Yo no hablo de literatura española, argentina o mexicana, sino literatura en lengua española, siento que hay preocupaciones comunes, vasos comunicantes. Estamos de regreso ya de las novelas que se basaban en la imaginación exacerbada a lo Gabriel García Márquez y ahora hay un predomino de la novela histórica, pero de la historia reciente, que no se ha acabado todavía de contar y tiene que pasar por el tamiz de la palabra.

¿Qué tiene ese tamiz? ¿Sirve para curar heridas?

Toda novela surge de un conflicto que el escritor no puede resolver en el transcurso de una sobremesa, que necesita navegar a lo largo de muchas páginas. No resuelve la razón que motivó su escritura, pero es verdad que la literatura cumple una función de exorcismo.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

1 año por solo 16€

Publicidad