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Alfonso del Río, autor de 'El enigma de Anne Wallace'. E. C.

Alfonso del Río, escritor: «El contexto en una novela es capital y los Príncipe de Asturias lo tienen todo»

El autor bilbaíno acaba de publicar su tercera novela, un thriller ambientado en Oviedo en 1987 con los galardonados como protagonistas

Inés Barea

Gijón

Viernes, 3 de octubre 2025, 23:56

Alfonso del Río (Bilbao, 1980) viene del mundo jurídico, pero su andadura en lo literario ha dado como fruto tres novelas con las que se ... ha consolidado en la narrativa contemporánea con historias policíacas arriesgadas e intrigantes. La última, 'El enigma de Anne Wallace', publicada el pasado mes de septiembre, presenta una investigación al más puro Agatha Christie ambientada en el Oviedo de 1987.

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–Unos Premios Príncipe de Asturias, un atentado, siete premiados... ¿Qué va a encontrar el lector después de esta premisa?

–Precisamente, el comienzo es una de las cosas más fuertes que tiene la novela, porque el planteamiento inicial es un atentado contra la Corona en mitad del Premio Príncipe de Asturias que es, al final, el evento más seguro del país. Y ante esa tesitura, y como los siete premiados son de talla mundial, se convierten de pronto en los posibles sospechosos.

–Es una novela, pero ¿tiene dosis de realidad?

–Todos los hechos son ficción, pero la realidad está en el contexto. Cada una de las cosas que se hablan de los Premios Príncipe de Asturias de aquel año, las decoraciones, las horas en las que tuvo lugar, etcétera, son reales. Y también hay personajes reales: la Casa Real, pues el atentado se comete contra un joven príncipe Felipe, y uno de los premiados, que realmente recibió el premio en aquel año 1987, que es Eduardo Chillida. Me parecía que justo en su centenario, que fue en 2024, era oportuno meterle en la novela, y fue cobrando más importancia porque la protagonista es una gran artista.

–Además de por la coincidencia en fecha, ¿eligió a Chillida por algo?

–Primero, porque lo tengo cerca. Segundo, porque me atraía mucho su figura y la de su mujer. Al leer la novela, los lectores van a ver que hay un homenaje a él, desde luego, pero sobre todo a su mujer, a lo que hacían ellos como pareja. La novela está planteada al estilo Agatha Christie: hay siete premiados, siete sospechosos a los cuales se encierra en el hotel durante 48 horas. Todas las autoridades piensan desde el principio que hay alguien detrás del atentado. En esa época, estamos hablando del espionaje de la Guerra Fría –de hecho, hay algún premiado ruso, con lo cual se especula con eso–, con tramas empresariales relevantes y con el tema de ETA, porque eran los años del plomo. Ahí, la figura de Chillida, que también sufría el terrorismo de cerca, le daba un punto de realidad a esa parte de la trama.

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–¿El contexto histórico es importante?

–Sí, es súper importante. La parte de thriller requiere que haya algo más, que haya conflictos en los personajes, que no solamente importe quién lo hizo y cómo lo hizo, sino qué hay detrás. Y el qué hay detrás está marcado por el contexto: ahí volvemos a la URSS, tramas empresariales y ETA.

–Todo ello sucede en Oviedo. ¿Qué vínculo tiene con la ciudad?

–La conozco muy bien. He estado allí muchísimas veces y en el Reconquista, hasta en cuatro ocasiones para hacer la documentación.

–¿Y qué tenían los Premios para elegirlos como centro de la trama?

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–Bueno, es una ceremonia a nivel mundial, yo diría que la más relevante del país. Muchas veces se habla de ellos como antesala de los Nobel. Y es en Asturias, que me atraía mucho, porque lo tiene todo. En una novela siempre hay tres cosas. La trama, en este caso, un atentado contra la Corona. Luego, los personajes, que en esta novela son muy importantes. Y tercero, el contexto. El contexto de los Premios Príncipe de Asturias, para mí, lo tenía todo.

–La protagonista tiene una gran pasión por el arte. ¿Cómo es de importante en la historia?

–El arte es la búsqueda de la belleza a través de actividades humanas. Y estamos viviendo en un mundo en el que el arte ha pasado a consumirse en vez de contemplarse. Este personaje, además, tiene trastorno del espectro autista, una enfermedad que conozco y para la que me ha ayudado a documentarme una asociación. Estas dos cosas, arte y autismo, las he querido conjuntar, porque una persona con autismo no puede percibir algunas cosas tal y como las percibimos los demás, y por eso tiene que buscar, de alguna forma, su paz mental. Anne Wallace lo busca a través del arte. Y es así como habla y se comunica, precisamente, con Eduardo Chillida.

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–¿Qué le gustaría que el lector sienta al cerrar el libro?

–Que la trama de suspense le haya llegado. Pero que los personajes y la parte artística también. Al final, la belleza y el arte sacan lo mejor de nosotros. Que cuando acaben, digan: «Qué ganas de escuchar una pieza de música clásica, qué ganas de ver una pintura, qué ganas de ver una escultura, qué ganas de ver un atardecer». Hay una frase real de Chillida que dice: «Cómo no va a existir Dios si existe el amor, el mar y la tormenta».

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