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Carlos López Otín, bioquímico de la Universidad de Oviedo. EFE
Las armas de la humanidad en su desigual batalla contra el cáncer

Las armas de la humanidad en su desigual batalla contra el cáncer

Otín aborda todas las claves y estrategias en 'Egoístas, inmortales y viajeras', el libro que mañana presenta en Gijón con el Aula de Cultura de EL COMERCIO

MIGUEL ROJO

GIJÓN.

Jueves, 25 de noviembre 2021, 03:34

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Cuando la existencia sobre la Tierra empezó a organizarse en base a seres pluricelulares, comenzó un camino en el que los seres humanos hemos ido evolucionando hasta convertirnos en lo que somos: unos seres complejos a quienes la genética nos convierte en individuos únicos y a los que la evolución médica y tecnológica nos hace cada vez más longevos. Esa mágica combinación, esa maravilla que es la vida, tiene una peligrosa cara 'b': algunas de nuestras células, por unas razones u otras -hereditarias, por exposición a agentes externos, por predisposición genética o por imperfecciones de nuestro diseño evolutivo-, pueden dejar de funcionar correctamente y volverse 'Egoístas, inmortales y viajeras'. Ese es el título del último libro de Carlos López Otín (Sabiñánigo, 1958), investigador y profesor de la Universidad de Oviedo que completa con esta obra su apasionante trilogía sobre la vida. En esta ocasión, a través de un acercamiento global a la enfermedad contra la que ha luchado a lo largo de su carrera desde distintas aproximaciones y siempre con el paciente en el centro de sus desvelos.

Otín presentará mañana su libro en la Colegiata de San Juan Bautista de Gijón, a las 18 horas, de la mano del Aula de Cultura de EL COMERCIO. Será él quien nos cuente la historia de la enfermedad, la de las formas de tratarla y cómo estas han ido evolucionando con el paso del tiempo. Hablará de las últimas investigaciones y estrategias para combatirla, y repasará, como hace el libro, las armas con las que contamos nosotros, los humanos, para luchar contra esta enfermedad.

Algunas son muy sencillas, y se sorprende el autor de que sigamos sin tomárnoslas en serio. «La prevención sigue siendo la mejor estrategia contra el cáncer», escribe. Por eso, porque ni los tratamientos clásicos como la cirugía, la radioterapia o la quimioterapia ni las terapias personalizadas basadas en el desciframiento del genoma ni las inmunoterapias pueden salvar tantas vidas como la prevención, la recomendación es bien sencilla y debería ser mucho más que una simple recomendación: hagan ejercicio físico, no fumen, no beban, sean felices en la medida de lo posible y lleven una dieta sana.

Cree Otín que la eliminación de riesgos mediante la prevención (buena nutrición, actividad física, evitar tóxicos como el tabaco y el alcohol, mejora de las condiciones ambientales y lograr un equilibrio mental alejado del estrés) y la combinación de todos los tratamientos posibles, adecuándolos a cada paso, nos acercan al objetivo de que el cáncer sea cada vez en más ocasiones una enfermedad curable o crónica. Su erradicación es prácticamente imposible: su naturaleza está unida a la nuestra como seres pluricelulares cada vez más longevos.

«Nuestra vulnerabilidad ante el paso del tiempo permanecerá y seguiremos envejeciendo. Somos mortales y lo seguiremos siendo», recuerda el autor en el epílogo del libro. Y pone sobre la mesa cómo el coronavirus SARS-Cov2, «esa minúscula entidad que carece de vida independiente», confirmó «de manera dolorosa la Gran Verdad de la vulnerabilidad», a la vez que desnudó nuestras más humanas debilidades, incluyendo las económicas, las sociales y las políticas. Es este último libro en el que se acerca al cáncer, «la enfermedad humana que nos hace sentir la vulnerabilidad de una manera más intensa y más cercana».

Una trilogía que ha sido también curación para su autor, a quien «la perversa intoxicación humana» le acercó al abismo de la depresión. «Pero no me destruyó», recuerda a quien quiera oírle. Su conclusión: «La vida es así, pero, pese a todo, es lo mejor que tenemos, no lo olvidemos. El resto es entropía».

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