María de la Luz Fernández García, escritora: «Mi padre fue asturiano toda su vida»
La hija del emigrante gijonés Sixto Fernández relata su historia en el continente americano en el libro 'Tras la huella de mi padre', presentado en el Pueblu d'Asturies
«Es fácil relatar la biografía de una persona exitosa que ha amasado un gran capital o ha hecho cosas sobresalientes o se ha distinguido ... en el mundo por sus descubrimientos, pero qué difícil resulta escribir sobre la historia de un hombre que vivió una vida común y corriente, así, nada más a su modo». Con esta reflexión comienza 'Tras la huella de mi padre' María de la Luz Fernández García , la singular biografía del emigrante asturiano Sixto Fernández García (Gijón, 1896-Ciudad de México, 1981), escrita por su hija.
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Y es, que, ciertamente, este gijonés que cruzó con 17 años el Atlántico para estudiar inglés en los Estados Unidos y acabaría encontrando en el continente americano su propio destino, fue uno más de los miles de emigrantes asturianos que partieron a América en busca de otra vida, en la mayoría de los casos, mejor de la que les ofrecía la tierra natal o simplemente distinta, como en el caso de este hijo de una familia de la pequeña burguesía gijonesa. La hazaña de sobrevivir en una tierra extraña fue sin duda la mayor que cumplieron todos ellos. Y de esa historia habla el libro editado por el Muséu del Pueblu d'Asturies que se presentaba ayer en ese mismo lugar de la mano de su autora, arropada por buena parte de su familia.
Que Sixto Fernández García no era un hombre tan común y corriente es fácil percibirlo en la simple lectura de las cartas que le escribió desde La Habana, Nueva York y México a su hermana Florentina entre los años 1913 y 1932. Habrían quedado en el olvido y con ellas la historia de este emigrante, de no ser por el azar, que acabó poniéndolas en las manos de Javier Canteli, otro hombre nada corriente y sensible al valor de los documentos que dan fe del pasado .y que las preservó, siendo posteriormente adquiridas por el Muséu del Pueblu d'Asturies.
El estudioso Alfonso López Alonso se ocupó de escudriñar en ellas la verdad del testimonio humano e histórico y de editarlas en 2012. La publicación de este volumen fue el detonante –recordaría ayer en la presentación el director del Muséu, Juaco López– para que la hija de Sixto, María de la Luz Fernández García se decidiese a indagar en la biografía de su padre y acabase escribiendo este libro.
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El relato que construye la autora de 'Tras las huellas de mi padre' rellena los puntos suspensivos en los que concluía la información sobre su periplo americano ofrecida en las cartas, y a quien tuvo la oportunidad de leer el volumen editado por López Alonso le muestra la posibilidad de conocer que Sixto, pocos años después de aquel paréntesis se casaría y formaría su propia familia, que se dedicó a innumerables proyectos empresariales y que solo volvería a su patria natal, sesenta años después de haberla dejado y solo para volver a regresar a la de adopción, donde fallecería en 1981».
En la presentación del libro, María de la Luz Fernández García, evocaría, emocionada ante su familia y ante el público que la escuchaba en el Muséu del Pueblu d'Asturies, que su padre siempre tuvo el afán obstinado de inculcarles a sus hijos la necesidad de formarse y el interés por la cultura. Que de su breve estancia en Nueva York le sorprendía la libertad y el progresismo de las mujeres americanas («sobre todo que saliesen solas a la calle o no se maquillasen»), y de esas vivencias por las calles de la Gran Manzana le había quedado el recuerdo agradable de los «güeyinos azules» de aquellas desenvueltas yanquis. No quiso regresar a su tierra como otros emigrantes, pero su hija afirmó con rotundidad que Sixto «siempre se consideró muy asturiano, lo fue toda su vida».
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La obra ahora publicada por el Muséu Pueblu d'Asturies no solo desvela esa vida como una auténtica novela y escrita con esa misma vocación por su autora, sino que proporciona una impagable información sobre la realidad cotidiana y el mundo creado por los emigrantes en los países donde se habían establecido, completando en este caso la que ya iluminaban sus cartas publicadas. Y nos devuelve el retrato de uno de esos hombres corrientes y comunes que forjaron, tal vez muchos sin ser conscientes de ellos, la propia historia de la Asturias que dejaron como, subrayó en su intervención Juaco López.
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