Cornellana, camino del milenio
El monasterio salense afronta sus mil años de historia en obras. Se ultima un plan de usos para que, tras una tercera fase, el espectacular cenobio vuelva a recobrar su vitalidad
El año que está a punto de comenzar el Monasterio de San Salvador de Cornellana celebrará sus mil primaveras. Una diversa programación servirá para conmemorar ... la efemérides y también para sembrar las bases de su futuro como centro de actividad cultural, además de otros usos aún por definir que garanticen la viabilidad del conjunto arquitectónico, una de las joyas más notables del Románico y el Barroco en nuestra región.
Publicidad
Los actos se darán a conocer próximamente y serán coordinados por el Consejo Sectorial del Monasterio de Cornellana, del que forman parte la corporación municipal de Salas, la Universidad de Oviedo, la Asociación 'Salvemos la Iglesia y el Monasterio de Cornellana', la Fundación Valdés-Salas, además del Principado, Arzobispado de Oviedo y otras entidades. El más solemne y de carácter institucional tendrá lugar el 31 de mayo, la fecha de fundación del cenobio.
Tal día como ese del año 1024 fue creado por la infanta Cristina, hija del rey Bermudo II de León y de su primera esposa Velasquita Ramírez. Un siglo más tarde sería refundado a iniciativa del conde Suero Bermúdez y su mujer Enderquina, siendo donado a la orden de Cluny. La comunidad monástica seguiría en manos benedictinas durante toda su historia como monasterio. Así en 1536 pasaría a formar parte de la congregación benita de Valladolid que la mantuvo hasta la desamortización de Mendizábal en 1835. Tras la salida de los monjes, el recinto acabaría convertido en una fábrica de manteca, con el deterioro consiguiente del edificio. Antes ya había sufrido daños durante la invasión francesa de 1808, cuando las tropas napoleónicas lo utilizaron como caballerizas. En 1878 es recomprado por el Obispo ovetense, aunque ya no volvería a su actividad como cenobio. En 1931 es declarado Monumento Nacional, pero todavía viviría un último episodio desdichado en la guerra civil, ocupado por ambos bandos. Luis Menéndez Pidal se encargaría de su restauración tras la contienda, Sin embargo el desgaste del conjunto iría en aumento hasta que en 1993 recibe un nuevo respaldo con su declaración como BIC. Sería el empuje de los propios vecinos quien lograría las primeras obras de reparación y en 2015 se le incluyó como Patrimonio de la Humanidad vinculado al Camino de Santiago.
El milenario lo pillará con los albañiles y carpinteros en faena de la segunda fase de las obras iniciadas por el Ministerio de Cultura, presupuestadas en 1,7 millones de euros. Los responsables actuales del consistorio han expresado su confianza en que la conmemoración sirva para hacer realidad una tercera fase. Contribuirá sin duda el Plan de Usos anunciado recientemente por la viceconsejería de Cultura.
Publicidad
La vida sigue latiendo en el antiguo cenobio con la actividad litúrgica en su iglesia y el cuidado de sus bienes por parte de feligresas voluntarias. También en el Albergue de Peregrinos instalado en el viejo patio de servicio y al que da acceso la célebre Puerta de la Osa. Seguir alojando a peregrinos y otras gentes de paso como hotel es una de las alternativas que ven con buenos ojos Ayuntamiento y muchos defensores de su viabilidad.
En todo caso, esos son capítulos que quedan por escribir a partir de este milenario que volverá a poner la iglesia y monasterio de Cornellana en el centro del mapa que históricamente ocupó. Su legado en el tiempo se remonta antes de su fundación monástica, como prueba la torre del siglo X situada a la cabecera del templo. El emplazamiento en la confluencia del Narcea y el Nonaya, con presencia humana desde épocas tempranas o las leyendas que lo envuelven, refuerzan ese pasado.
Publicidad
Su verdadera magia reside hoy en la prodigiosa arquitectura que nos deslumbra, con los tres ábsides -el central, espectacular- de una iglesia románica que bajo la fachada barroca y los sucesivos cambios, remite a ese recogimiento medieval. El cenobio, con sus armoniosos claustros y patios, igualmente del Barroco, y su impronta palaciega, son historia y belleza en letras mayúsculas. Ojalá pueda iniciar su segundo milenio sobre la vega del Narcea con mejores expectativas de salud que las que ha ido arrastrando en estos últimos siglos de la modernidad y que vivamos para ver alguno de esos signos de esperanza con forma material.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión