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Ainhoa Arteta dio junto a Javier Carmena el pistoletazo de salida a la programación de la Sociedad Filarmónica gijonesa. FOTOS: JESÚS MANUEL PARDO

Ainhoa Arteta se renueva en Gijón

La cantante guipuzcoana, acompañada por el pianista Javier Carmena, inaugura con un recital arrebatador en el Jovellanos la Temporada de la Sociedad Filarmónica

RAMÓN AVELLO

GIJÓN.

Sábado, 5 de octubre 2024, 02:00

A Ainhoa Artela la hemos visto en Gijón caer y levantarse. Hace unos veinte años, una mujer psicológicamente desarbolada interrumpió, con la segunda canción, su ... recital en el Teatro Jovellanos. Cuando Carmen Veiga dio la noticia, el público, comprensivo, aplaudió. Posteriormente, fuimos testigos del renacer de su carrera, tanto en las representaciones operísticas en el Teatro Campoamor como en recitales de canciones en el Jovellanos. En el 2015, la soprano tolosana inauguró la temporada de la Filarmónica con un recital centrado en García Lorca. Y ayer, tras padecer y superar graves problemas de salud regresó al coliseo gijonés con un programa más intimista que vistoso, más dramático que virtuoso. Como ese verso marino de Valery que habla de «el mar, el mar, siempre recomenzado», la carrera de Ainhoa Arteta siempre se está renovando y buscando nuevos cauces expresivos y comunicativos. Público entusiasta y cómplice, con el que la cantante tuvo un tono confidencial, contando anécdotas muy simpáticas. Narró cómo cantó para Clinton en la Casa Blanca y confesó: «Últimamente, lo único que retengo son los líquidos». Tuvo el detalle de elogiar varias veces las notas al programa escritas por María Encina Cortizo, aclarándonos también que su apellido, Arteta, quiere decir ‘entre encinas’.

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En una rápida valoración de la voz y del oficio de Arteta hemos percibido en el concierto de ayer que tiene un timbre más denso, agudos a veces un poco forzados, exquisitos ‘filados’ y matices, pero sobre todo una capacidad dramática y declamatoria de primer orden. Ainhoa canta, pero sobre todo sabe decir el canto.

En el programa se abandonaron las arias y romanzas de ópera y zarzuela para adentrarse en facetas intimistas y líricas a través de la canción de concierto en la primera parte, con obras de Fauré, canciones de Puccini y de García Abril sobre textos de Antonio Gala. Se subrayó en esta primera parte la faceta poética e intimista, contando siempre con el apoyo del pianista Javier Carmena, un acompañante muy fino y musical.

La segunda parte fue totalmente española, extrovertida, humorística y muy brillante. Arteta se metió al público en el bolsillo con las canciones de Fernando Obradors, pequeñas joyas artísticas del lied español. Nos emocionó con el lirismo de tres de las seis canciones populares de Manuel de Falla y remarcó con ese sentido declamativo propio de una gran actriz las tonadillas de Granados.

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El público puesto en pie le dedicó una de las ovaciones más cerradas que ha escuchado el Teatro Jovellanos. Vinieron después las cuatro propinas. Empezó por el aria ‘Vissi d’arte’ de la ópera ‘Tosca’, cantada con expresividad dramática y algo forzados los agudos. Continuó con ‘La cabraliega’, canción popular asturiana armonizada por García Abril y en la que la soprano se emocionó visiblemente, porque le recordaba a su abuela que la cantaba y a los emigrantes. Después vino otra aria muy cantada por ella, el vals de Musseta ‘Quando m’en vo’ de ‘La Boheme’, para terminar de una manera jocosa con ‘La tarántula’, de la zarzuela ‘La tempranica’, de Gerónimo Giménez.

Un comienzo de la temporada inolvidable y una soprano empática, muy comunicativa y directa, que nos hizo disfrutar y sentir.

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