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Glen Matlock, Frank Carter, Paul Cook y Steve Jones, durante su actuación en el Festival Cruilla de Barcelona del pasado jueves Festival Cruilla

La anarquía de Sex Pistols avanza hacia Gijón

La «más importante banda de punk de la historia», como la define el bestial Frank Carter, actuó en Barcelona antes de dirigir sus pasos a su cita con Asturias el próximo sábado 19 de julio

Miguel Rojo

Gijón

Sábado, 12 de julio 2025, 12:30

No son hoy en día aquellos imberbes desgarbados y colocados que revolucionaron la escena musical en los años 70 del siglo pasado, ni falta que ... les hace. Pero no se piensen que estamos ante otro regreso penoso de unos ancianos nostálgicos, porque los Sex Pistols –o lo que queda de ellos tras la muerte de Sid Vicious y la espantada de Jonnhy Rotten– se han buscado un socio destructivo, un auténtico animal tatuado y vociferante que se llama Frank Carter para dar la vuelta al mundo con sus grandes clásicos. El próximo sábado 19 de julio harán parada en Gijón, en el Tsunami Festival, que organiza este concierto en colaboración con el ciclo Gijón Life y el Ayuntamiento de la ciudad. Habrá que esperar hasta las 00.50 horas para ver su descarga punk, en el sentido más clásico del término. Guitarra (Steve Jones), bajo (Glen Matlock), batería (Paul Cook) y voz (Frank Carter). Olvídense de música enlatada y sintetizadores, de gente que no toca ni canta pero arrastra multitudes. El único 'lujo' que se permiten los Pistols en esta gira es una pantalla gigante que reproduce a lo largo del concierto –una descarga casi ininterrumpida de algo más de una hora de duración– imágenes de los intérpretes cuando eran niños, emblemáticas actuaciones de la banda allá por los 70 –incluido su polémico concierto en una barcaza sobre el Támesis estrenando el 'God save the queen' mientras la Reina Isabel celebraba allí al lado sus 25 años de reinado–, recortes de periódico, fancines y fotos antiguas.

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Sobre el escenario del Festival Cruilla de Barcelona, donde actuaron este jueves en su camino hacia su cita asturiana, esperaban a la banda dos grandes amplificadores Fender para el bajo, también Fender, de Matlock, tuneados de rosa y amarillo a imitación de la portada de 'Never mind the bollocks' (1977). De la misma guisa, los dos amplis Marshall con cabezales JMC 800 para la Gibson de Jones. El parche del bombo de la batería de Cook, con las iniciales NMTB –Never mind the bollocks, otra vez–, mismo lema que descubriríamos después en la bandolera del veterano guitarrista. En el centro, un solitario pie de micrófono que Carter paseará por todo el escenario, elevándolo al cielo, pateándolo, escupiéndolo. Esta bestia parda es el arma secreta con la que los Sex Pistols hicieron rugir al personal en su multitudinaria actuación en Cataluña.

Tendrán los británicos que aclimatarse a la temperatura y la brisa de la cercana playa de San Lorenzo cuando vengan, frente a los 25 grados nocturnos de la barcelonesa playa de Levante, con una luna roja que parecía iluminar el principal de los cinco grandes escenarios de este veterano festival catalán, que celebraba este año quince veranos.

«Qué día tan bonito, qué noche tan estupenda. Gracias por venir», saludó Carter. «Como recompensa veréis a la mayor banda de punk de todos los tiempos. Y también a mí», bromeó para encarar «una de las mejores canciones de punk jamás escritas», 'Pretty vacant'. Antes habían tocado ya, sin descanso, 'Hollyday in the sun', 'Seventeen' y 'New york'. ¿El sonido? Contundente, muy bien mezclado. Se dejaba oír bien desde las primeras filas, donde los 'pogos' y bailes salvajes hacían que la masa se moviese como un premonitorio tsunami, hasta las traseras, donde movían cadera nostálgicos viejos punkis, rockeros de todo pelo y 'gafapastas' locales dispuestos a contar a sus hijos que habían visto a los malditos Sex Pistols en directo.

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Cuando sonó 'Bodies', Frank Carter cogió el micrófono y saltó por encima de las vallas, lanzándose al público, con el que bailó, se empujó y marcó territorio, mirada amenazante mediante. Tras la locura colectiva, ya desde el escenario, cantó 'Satellite', 'Silly thing' y la destructiva 'God save the queen', sin tiempo para tomar aire. Dspués de 'No fun', la versión de la canción de The Stooges que sirvió a Carter para presentar a sus compañeros de escenario, «auténcias leyendas», llegarían 'No feelings' y 'Problems', coreadas por el público como auténticas fieras. Después sonó 'EMI' y se hizo, momentáneamente, la calma, con una versión baladera, muy lenta, de 'My way', la canción que hiciera famosa en el mundo entero Frank Sinatra. Canción que, llegado el momento, se transformó también en fiestera descarga 'punkarra', al estilo de la casa. «El fin está cerca», se desgañitaba el tatuado Carter, ese hombre que ningún padre querría que saliese con su hija.

Y era cierto lo del final, porque con 'Anarchy in the UK' se acabó lo que se daba, para pasar a los abrazos, los aplausos sin fin. Y un agradecido Jones acercándose al micrófono para decir: «Habéis estado muy bien». Pues anda, que vosotros... ¡Que la Reina proteja a los Sex Pistols!

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