El desmontaje del Boombastic Asturias: basura, neveras portátiles, sillas de camping, calzado...

Fue espectacular». Si lo dice nada más bajar del escenario del Boombastic Emilia Mernes, artista reconocida por méritos propios -y, además, «moza del Duki», apuntaban entre el público-, ¿quién va a enmendarle la plana? Desde luego, los miles de 'bombis' que disfrutaron la noche del sábado y la madrugada del domingo de la última sesión de festival, no. Y tampoco lo hizo Nicky Jam, uno de los nombres más esperados del cartel de este año que no defraudó durante la actuación en la que envió un claro mensaje que todos los asistentes cumplieron sin rechistar: «Dale que dale que dale».

Y así, dándole desde todos los escenarios, llegaba el final de una edición de Boombastic que durante los últimos tres días ha vuelto a convertir Llanera y el recinto de La Morgal en una particular ciudad, con todos los servicios al alcance, consagrada a la música y la diversión. Una ciudad que cada verano resurge cual ave fénix -fuego hay mucho durante los conciertos- y que ayer perdía razón de ser. Porque la fiesta se acabó y tocaba recoger. Asumir que una de las citas más esperadas del año llegaba a su fin y abandonar un campamento que, como Las Vegas, guardará para sí lo que allí ha ocurrido. Hasta el próximo año. Mientras tanto, «dale, apúntale, zúmbale», que diría Nicky Jam.

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