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El tenor, con varios kilos menos, recuerda cuando «no ligaba nada». E. C.

«Intentaba ligar cantando por Perales, pero tenía el culo gordo»

José Manuel Zapata, tenor y conferenciante ·

Asiduo a las tablas del Campoamor, cantó el 1 de mayo en la clausura del hospital de Ifema y de la emoción estuvo a punto de abrazar a una paciente

QUICO CHIRINO

MADRID.

Jueves, 27 de agosto 2020, 00:05

José Manuel Zapata era un niño «gordito». Cuando su madre fue a buscar el traje para la primera comunión no lo encontró de su talla y la hizo vestido de «dictador panameño». Poco después una amiga le llevó al coro García Lorca y se enamoró de la música y se convirtió en tenor. Hoy puede decir con orgullo que ha pisado los más grandes escenarios, entre ellos el Campoamor. Lleva encabezando títulos en la ópera de Oviedo desde 2002. Aquí y en todas partes se le conoce por su voz, pero también por ser un tipo optimista. Su último espectáculo, estrenado este mes, se titula 'Del revés' y cuenta su experiencia a través de la música: «La gente me escucha pensar y escuchar pensar a un cantante es una cosa rarísima».

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-'Del revés'. ¿Por qué se tuercen las cosas?

-Qué pregunta más difícil. Muchas veces por razones externas y otras porque las torcemos nosotros mismos.

-¿Y cuando se tuercen es cuando se quedan derechas?

-¡Eso es! Parece mentira que se te ocurra a ti. Hay un dicho italiano que dice que hay que darle golpe al hierro hasta conseguir que se estire.

-Empieza en la música tarde, por una amiga que le lleva al coro. ¿Es de los que la utilizaba para ligar?

-Lo intentaba mientas cantaba por Perales, pero mi culo era muy gordo. Si mi culo hubiera sido el mundo, Willy Fog habría perdido la apuesta. Por mucho que cantara y tocara la guitarra, no ligaba. Lo hacían los satélites que tenía alrededor.

-Ha ligado más Julio Iglesias aunque canta peor...

-¡Dónde va a parar! La mitad de España es hija de Julio Iglesias y la otra, de Plácido Domingo. Y el Rey emérito también parece que estuvo por ahí.

-¿No le han dejado ninguna herencia ni donación altruista?

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-Quiero pensar que quizás Plácido... pero, ¡qué va! Tiene una voz mucho más bonita que la mía.

-¿Cuándo fue la última vez que desentonó?

-¡Uy!, cada día. Pero desde hace unos años tengo la capacidad para darme cuenta. Me encanta desafinar todos los días, porque vivir afinado aburre.

-¿Salían a cantar al balcón?

-He cantado en los balcones y también debajo. He recibido, incluso, bolsas de agua por cantar debajo de un balcón. ¡Y eso que ya cantaba medio bien!

-¿Cómo se pasa de ser alguien con complejos en la infancia a dar charlas motivadoras?

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-Siempre he sido el típico niño optimista que veía el vaso medio lleno. Veía una mierda y buscaba el caballo. En el confinamiento he aprendido a valorar las cosas simples. Mi 'Alhambra roja' de la una y media era felicidad, y solo es una puñetera cerveza. A través del humor lo he salvado todo. Era carne de acoso infantil en el colegio, pero lo vencí con el humor. Mis conferencias son las experiencias de una vida en la que a veces he triunfado y otras muchas fracasé. Yo he fracasado un montón y me he dado cuenta de que los tropiezos me han traído donde estoy. Y soy muy feliz.

-En la sociedad actual, ¿se grita más que se canta?

-Sí, y eso da mucha pena. Las redes sociales son un grito. La tipografía debería de ser siempre en mayúsculas, porque todo el mundo grita; no hay melodía y nadie canta.

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-¿Quién lleva en España la voz cantante?

-(Piensa) Iba a decir que los tontos, pero no me quiero meter en líos. Cuando nos ponemos, la voz cantante la lleva el talento que tiene esta tierra. Alucino cuando miro alrededor y veo a un niño de las Tres Mil Viviendas en Sevilla que hace unas bulerías con un trozo de madera. El talento es la voz cantante de nuestro país, pero no sabemos utilizarla.

-¿Se puede cantar con mascarilla?

-Lo intenté en Ifema y me la tuve que quitar. ¡Se armó un pollo! Ahí te das cuenta de cómo grita la gente y juzga sin saber. A mí no me llamó ningún político, sino una amiga enfermera que se ha dejado las tripas en ese hospital para que pusiera algo de música. A veces buscamos la conspiración en todo. Volvería a hacerlo. Me quitaría la mascarilla y estaría a punto de abrazar. Cantar con mascarilla es un coñazo.

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-¿El público siempre lleva razón?

-No. No. ¡Noooooo! El público que va con la predisposición de disfrutar a un espectáculo siempre lleva razón. El que va a una ópera por aparentar, muchas veces, no tiene razón y juzga por lo que escucha del que tiene al lado. No siempre el público lleva razón. Creo. O no.

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