Isabel García Lorca: «Julián Orbón era un maestro no solo de la música, también de la vida»
El compositor fue recordado con una mesa redonda y un recital a cargo de su sobrino Armando Orbón en el Centro de Cultura Antiguo Instituto de Gijón
El compositor asturiano Julián Orbón (Avilés, 1995-Miami, 1991) fue recordado ayer en el Centro de Cultura Antiguo Instituto con música, la suya y la ... de autores latinoamericanos a los que le unía una conexión especial, de la mano de su sobrino, el guitarrista Armando Orbón, en un recital que sirvió de preludio perfecto para el coloquio que lo siguió, protagonizado por otros cómplices del universal legado orboniano. Así, tras escuchar los acordes geniales de su 'Preludio y danza' para guitarra, el homenaje de Falla a Debussy, los 'Choros' del brasileño Heitor Villa-Lobos, la 'Canción de cuna' del hispano-cubano Eugenio Grenet o el 'Otoño porteño' del argentino Astor Piazzola, recordaron en su centenario al músico avilesino que logró unir los versos de José Martí a la melodía de 'Guantanamera', el cineasta Fran Vaquero, autor del documental 'Orboniana', el promotor artístico Aquiles Tuero y el director del Conservatorio de Avilés que lleva su nombre, Carlos Galán.
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Al homenaje se sumó la actriz Isabel García Lorca de los Ríos, amiga personal de Julián Orbón y de su familia. La sobrina de Federico García Lorca quiso estar en el acto y lo hizo con discreción, fuera del foco del primer plano, aunque expresando con su presencia el afecto y la gratitud que la unía con el músico. Antes de comenzar el recital, expresaba a este diario con emoción sus recuerdos de Orbón: «Los primeros que tengo son de cuando él y su familia llegaron a Nueva York en el 63. En nuestra casa se reunían un grupo de exiliados españoles y en él lo introdujo Gustavo Durán. Eran reuniones muy divertidas en las que los dos tocaban el piano y todos cantábamos música popular española y acabábamos bailando. Julián ha sido una de las personas que más me han marcado en la vida. Su cultura, su sensibilidad, su interesarse por cosas tan diferentes. Y su extraordinario sentido del humor», revelaba. Orbón era también «alguien que pese a su amplísima cultura, su enorme talento musical no se daba nada de pisto. Era consciente del valor de lo que hacía, pero tenía una gran humildad. Estando con él tenías la sensación de estar ante un maestro, no solo de la música, de la vida», aseguró.
De la humildad y calidad humana del compositor, también ponía de muestra su sobrino Armando que «él ya se consideraba reconocido con haber sido hijo predilecto de Avilés y de que el conservatorio llevase su nombre», relataba con humor el guitarrista.
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