Leiva conquista Gijón con contundencia rockera y emoción

Tras un paréntesis alejado de los escenarios por motivos de salud, El Jefe se ha lanzado en esta gira a dejarse la piel con todas las ganas y mostrar, sin aspavientos ni jactancia, que pocas figuras del rock español pueden ofrecer frente al público una actuación en vivo con la calidad que alcanzan él y su banda. Las canciones de su último trabajo 'Gigante' parecen realmente concebidas para brillar sobre las tablas y lograr encajar en la emoción de quien las escucha directas como una bala. Y la nueva vida que da a sus temas de siempre los sitúa en el mismo hilo de fuerza de sus más recientes composiciones.

Antes de la salida de Leiva, el público, que ya registraba un buen lleno en el recinto del Parque Hermanos Castro, tuvo ocasión de disfrutar del artista invitado que lo acompaña en ocho ciudades de su tour, el malagueño Sarria y sus músicos, un valor emergente de la escena que bebe en las fuentes originarias del rock'n'roll con una perspectiva atractivamente contemporánea y que dejó ya el escenario calentito y la atmósfera a punto para el madrileño y los suyos.

Que el músico está en uno de sus mejores momentos artísticos lo muestra el todo lleno que está cosechando en esta gira y que aquí en Gijón tiene un gancho especial era palpable desde antes de comenzar el concierto, con el aluvión de gente que iba concentrándose en los accesos al recinto mientras tocaba Sarria. Nadie parecía querer perderse un hueco lo más cerca del escenario.

Tras un ligero retraso, Leiva y su banda arrancaron la fiesta con 'Bajo presión', un tema de su nuevo disco ideal para ir calentando motores y que, con su sonido limpio proyectándose en cada rincón del recinto, daba la tónica de cómo iba a ser el resto del viaje. Palmas y sintonía del público desde los primeros instantes. Y, sin respiro, uno de sus grandes temazos: 'La lluvia en los zapatos', llevado con guantes de seda sobre la máquina perfecta de la Leiband, con brillantes matices en los teclados y en los punteos del lugarteniente Juancho a la guitarra. Más tralla para el movido comienzo con 'Gigante', el cañón que da título a su disco y la inconfundible silueta del Jefe dominando en el centro del escenario y en las pantallas laterales.

Estuvo definitivamente claro que no iba a bajar el pistón con la poderosa versión de 'Lobos' que continuaría el avance hacia arriba del concierto .Y todo sonando con la precisión y la fuerza de un auténtico misil de largo alcance. El genio del sombrero rescataría un viejo tema, de puro oro de ley: 'Terriblemente cruel', con su brío original renovado y crecido a manos llenas. Y otro giro adelante en la fiesta con una no menos enérgica 'Superpoderes'.

Solo entonces saludó con un 'Buenísimas noches Gijón ', recordó sus veranos en Los Oscos y agradeció el esfuerzo de pagar la entrada por verle. Disparó un brutal 'Sincericidio' y aún quedaba mucho y de lo mejor por llegar. Enorme Leiva.