«Oviedo es un lujo para los cantantes; hay pocos sitios con tanta oportunidad»

-¿Qué le gusta de esta zarzuela?

-'El rey que rabió' es una fantasía de Ruperto Chapí maravillosa. Es la historia de un rey totalmente alejado de sus súbditos hasta que decide ver cómo viven y descubre la realidad. A partir de ahí, se desata esa locura maravillosa.

-Usted interpreta a María, la posadera que atiende al rey y centra la trama.

-Sí, soy María, la posadera. Una mujer vital, con mucha chispa, muy despistada. Lo que ahora se llamaría una mujer hiperbólica y entusiasmada con todo lo que hace.

-¿Cómo describiría su papel?

-Actúo más que canto. Es un papel de actriz cantante, que son los que más me gustan, pues me gusta más ser actriz que cantante.

-¿Cómo llegó a la ópera y la zarzuela?

-Me licencié en Psicología en Oviedo, pero no me veía trabajando de eso, así que me fui a Madrid en 1985 a estudiar canto.

-¿Cómo sentó eso en su casa? Eran otros tiempos.

-La verdad es que no sentó muy bien, pero, después de haber estudiado una carrera, pues ya es otra cosa. El caso es que estudié canto, entré en el coro de la Comunidad de Madrid y llevo 36 años en el mundo de la música.

-¿Cuándo comenzó su carrera como solista?

-Muy pronto. De hecho, ya en 1986 actué con la OSPA en el Campoamor. Zarzuela, ópera, conciertos... No sé, he hecho de todo. Aunque no me dediqué solo al canto, también estudié un máster en gestión cultural.

-Vivía en Madrid, ¿por qué regresó a Oviedo?

-Hace tres años que volví y estoy encantada. Madrid se me hacía muy inhóspito y aquí tengo mucha labor por hacer. Por ejemplo, pertenezco al Consejo Rector de la OSPA.

-¿Qué es Oviedo para la lírica?

-Oviedo es un buen sitio para los cantantes. Más bien es un lujo, con ópera, zarzuela, conciertos. Por ejemplo, está al lado Santander y no hay punto de comparación. Hay muy pocas capitales de provincia con una oferta como la de Oviedo.

-Una curiosidad, ¿canta en la ducha?

-Claro que sí. Canto en la ducha y hago ejercicios vocales ¿Sabes una cosa?

-Dígame.

-Me encanta el reguetón.

-¿Es broma?

-No, no. Es una forma de expresión musical de gente que nació en los barrios más pobres de Colombia y eso tiene mucho mérito.

-Los puristas y los no tan puristas se le pondrán de uñas...

-No importa. Cuando salgo de ensayar, me pongo reguetón en el coche y voy cantando tan feliz hasta casa.

-Cuando acabe con 'El rey que rabió', ¿a dónde toca ir?

-De aquí me voy al Teatro de la Zarzuela, en Madrid, para trabajar en la obra 'Don Gil de Alcalá', con Emilio Sagi.