«Este réquiem va a mantener al público en una tensión buena durante todo el concierto»

Esa tensión que inyectan las melodías a quienes las escuchan, los músicos ya la están sintiendo, a falta de unas cuantas horas para que dé comienzo este recital. «Estos instantes previos los vivimos con nervios, pero de los buenos. Son muchos ensayos y emociona el hecho de que sea el Jovellanos, el teatro de casa, el que te brinda la oportunidad de hacer arte, con la que está cayendo», asegura el director.

Merecerá la pena revolverse mañana en el asiento porque los profesionales que forman parte del recital son de primer nivel. «El Coro Mercadante tiene los mejores coristas que hay en Madrid», anuncia Rivas. No se queda atrás tampoco la orquesta, la cual «tiene una selección bastante buena», así como los solistas, con quien «es un caramelo contar», añade.

Y, aunque este réquiem que van a interpretar sea una misa de difuntos, Rivas recuerda que «ya se ha extrapolado al repertorio musical internacional. Se ha convertido en una obra en sí». Con esas, tiene claro que «el público lo va a disfrutar muchísimo, sobre todo, siendo un concierto vinculado a la Sociedad Filarmónica de Gijón, cuyos aficionados son verdaderos melómanos», lanza. «Vamos a tener muchos oídos atentos, ante esta obra, que es una de las más conocidas», gracias, en gran medida, a la película 'Amadeus', que contaba la vida del famoso compositor austriaco.

Además, buena parte del público seguro que ya habrá escuchado a la Orquesta Mercadante en Gijón, porque ya estuvieron en otras ocasiones y, de aquello, solo quedan recuerdos dulces. «Hasta ahora tuvimos mucha suerte. Creo que triunfamos siempre que vinimos», dice Rivas. La consecuencia de esos éxitos es que apenas quedan entradas para escucharlos mañana y habrá que esperar a ver el patio de butacas para saber si el público joven también disfruta de esta cita. «Hemos tenido siempre una acogida juvenil bastante calurosa, aunque es verdad que, en Gijón, hay un público mayor, pero fuera de aquí baja la edad».

Para ir atrayendo a los pequeños a estas actividades culturales, Rivas propone «educar a los niños no solo en casa, sino también en las salas de los conciertos». Y así irán cogiéndole el gusto a este tipo de piezas que están cargadas de emoción y que merece la pena escucharlas con los ojos cerrados y el alma abierta a nuevos sonidos, que no tienen nada de nuevos.