Los paisajes inconscientes escapan de las sombras

Y esos instantes que permanecen prendidos de los ojos están conectados con el resto del cuerpo porque «la mirada transcribe lo que el ojo descubre y la mente, sin pensar en nada, accede a información de la que antes no era consciente». Un proceso en el que Jiménez va pintando los recuerdos y «las emociones brotan».

De hecho, en esta muestra hay dibujos basados en imágenes antiguas «que forman parte de una manera de ver atemporal, que está al margen de las cosas más efímeras», apunta y añade: «Es una sabiduría perenne que está por encima de los acontecimientos».

Con esa sabiduría por bandera, la propia creadora impartió esta semana el taller 'El retrato genealógico', en el que los participantes aprendieron a sumergirse «en la información que permanece dentro de cada uno de forma transgeneracional». Para lograrlo, Jiménez les propuso «tomar conciencia de creencias, comportamientos, patrones, fortalezas y debilidades» que formaran parte de su carácter, sin ser un rasgo exclusivo de su personalidad.

Con ese ejercicio, quedó demostrado que todos estamos hechos de quienes nos precedieron y, para ahondar en ello, los asistentes utilizaron diveros recursos plásticos que les hicieron viajar por «el tiempo, sin grandes pretensiones» porque el dibujo y el color son capaces de «'desocultarnos'» muchos detalles.

De hecho, no hace falta dominar la pintura para profundizar en la memoria, ya que los retratos transgeneracionales pueden hacerse realidad «de distintas maneras, incluso con objetos». Tal es así que Jiménez lleva muchos años trabajando en instalaciones y vídeos porque «aunque llegues al destino de otra forma, llegas al mismo lugar».