¿Volvemos a hablar de sexo?
Expertos discrepan sobre recuperar los formatos televisivos que abordaron el asunto en los 90 con la doctora Ochoa e Isabel Gemio mientras las infecciones de transmisión sexual se desmadran
Izaskun Errazti
Sábado, 4 de octubre 2025, 00:14
Hace 35 años Elena Ochoa ya era una figura de trascendencia mediática en España, y no precisamente por su matrimonio con uno de los arquitectos ... más prestigiosos del mundo. Lady Foster, a quien la prensa británica sigue ahora con gran interés por su labor profesional al frente de Ivorypress, una exquisita editorial especializada en el mundo del arte, era entonces simplemente la doctora Ochoa y presentaba en la televisión pública, a las órdenes de Chicho Ibáñez Serrador, 'Hablemos de sexo', el primer programa sobre un tema entonces tabú que calentó el país. El creador del archiconocido 'Un, dos, tres' volvió a revolucionar la pequeña pantalla con una fórmula que funcionó -se emitieron 42 programas- y que repitió cuatro años después con 'Luz Roja' y la misma conductora, aunque sin el sexo como tema principal la audiencia se resintió.
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Quien sí acertó en 1995 fue Antena 3, la primera televisión privada que se atrevió a ofrecer información sexual sin tapujos de la mano de Isabel Gemio. 'Esta noche, sexo' llegó a sobrepasar los cuatro millones de espectadores y consolidó a la presentadora como uno de los rostros más conocidos de la cadena.
Ya en los 2000 la sexóloga Lorena Berdún se convirtió en la nueva doctora Ochoa. Primero en Telemadrid, donde 'Me lo dices o me lo cuentas' no dejó a nadie indiferente. «Triunfamos porque abordamos con naturalidad un tema tabú; con mucha apertura, desde la salud y la vocación de educar, huyendo del morbo», recuerda. El tirón fue tal que TVE no dudó en fichar a la presentadora madrileña para replicar el formato en 'Dos rombos'. Pero el programa producido por El Terrat, que dejó para el recuerdo imágenes como la de Berdún enseñando a colocar un preservativo con un plátano, sólo aguantó una temporada.
Ivonne Reyes, Enrique del Pozo, Mónica Naranjo y hasta La Terremoto de Alcorcón fueron otros de los nombres asociados a programas que trataban asuntos como la eyaculación precoz o el orgasmo femenino. Pero sus resultados fueron más bien discretos, y los espacios dedicados a ahondar en estos temas se cayeron de la parrilla. Así, a día de hoy, la televisión rebosa de imágenes de contenido erótico en propuestas que poco o nada tienen de educativas, mientras las infecciones de transmisión sexual (ITS) se disparan.
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Cada día se diagnostican más de un millón de ITS en el mundo, con 376 millones de nuevas infecciones al año por clamidia, gonorrea, sífilis y tricomoniasis, las más comunes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, el último boletín de vigilancia de este tipo de enfermedades señala que el mayor número de infecciones por clamidia y gonococo se registra en el grupo de edad de 20 a 24 años. Además, el VIH también crece entre los jóvenes. Pero no sólo ellos han bajado la guardia, porque los contagios entre los mayores de 60 años se han triplicado. Ante esta situación, ¿deberíamos volver a hablar de sexo en televisión?
«La educación sexual es 'sanamente' necesaria. Mucha gente banaliza el sexo por la pornografía mal entendida»
Lorena Berdún
Sexóloga y presentadora
«La educación sexual es 'sanamente' necesaria. Mucha gente banaliza el sexo, y de eso tiene gran responsabilidad la pornografía mal entendida y desenfocada. Necesitamos mucha buena información», reflexiona Lorena Berdún, que, sin embargo, no tiene tan claro que programas como los que la convirtieron en referente en la materia tuvieran cabida en la actualidad. «Seguramente habría que cambiar la dinámica de pregunta-respuesta. Hay mucha información en Google, pero también infinidad de temas que se podrían abordar en profundidad», señala.
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La tele, «un peligro»
Cuando se trata de estos asuntos, la televisión puede resultar «muy peligrosa». Así lo entiende el sexólogo Roberto Sanz, sin olvidar «el interés mediático, económico o de supervivencia» que podría mover este tipo de espacios. «Así es fácil caer en modelos muy estereotipados, y eso desvirtúa mucho la utilidad y la profesionalidad», advierte. Puestos a hacer algo en materia de educación sexual quizá lo más útil, opina, sería recurrir a las redes sociales, «donde está la inmensa mayoría de la población». «Las fórmulas antiguas son cosa del pasado y esos programas estaban muy marcados por ciertas figuras, con un trasfondo e incluso una ideología», apostilla. ¿Y un programa dirigido a la tercera edad? «Eso sí podría ser. Esa gente todavía ve la televisión», destaca.
La productora Shine Iberia no ha tenido ningún reparo en abordar la relación actual entre los adolescentes y el sexo. Así surgió hace un par de años 'Generación Porno', una serie documental multipremiada que registró buenas audiencias. «El programa surgió de la propia actualidad. En la productora somos muchas mujeres, algunas con hijos adolescentes, y observamos que el porno estaba en sus conversaciones, en sus vidas, mientras se sucedían las noticias de menores violando en grupo», recuerda Oiane Sagasti, su directora. «Empezamos a tirar del hilo y descubrimos que había una relación directa con el consumo de porno 'online'», añade.
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«Para los jóvenes, las ITS son algo de otra época, no va con ellos. ¡Si de eso no te vas a morir!, defienden»
Oiane Sagasti
Directora de 'Generación Porno'
En sus entregas televisivas el programa no emitió el 100% del contenido recabado tras poner a prueba los conocimientos de los adolescentes entrevistados, que evidenció graves carencias en materia de educación sexual. «¿Infecciones? Hay quien no sabe ni lo que son. ¿Sida? A algunos les suena. ¿Y el preservativo? No lo usan, porque no existe en el porno, que además fomenta el sexo grupal», indica Sagasti,
Para este colectivo, afirman desde Shine Iberia, las enfermedades de transmisión sexual son «algo de otra época, de viejos, no va con ellos. ¡Si de eso no te vas a morir!, afirman». Una visión que comparte Santiago Frago, director del Instituto Amaltea de Sexología de Zaragoza. «Las ITS para los jóvenes y los no tan jóvenes no existen, a diferencia del embarazo, que sí es patente». Pero son varias las causas que, a su juicio, abonan estas infecciones, entre ellas, el juego erótico, «que ha perdido significado a nivel social y ya no es necesario conocerse demasiado para tener un encuentro sexual». Además, «ya no asustan, por la falsa creencia de que todas tienen fácil solución. Y luego hay factores ambientales, el alcohol, las sustancias, la presión de grupos de iguales y los errores informativos que predisponen a una menor percepción de riesgo».
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Reconoce Frago que la divulgación sexual de los 90 en televisión «que se centraba en una idea de sexo entendido como algo que 'se hacía' y no como algo que 'se es', cumplió su función, «especialmente la de sacar la sexualidad de los infiernos, del tabú. Eso, pese a las lagunas conceptuales que se transmitían y que en sus contenidos primaban los criterios de prevención sobre los de promoción». Pero su rescate ahora, defiende, «no es prioritario». «En un contexto sociopolítico muy convulso y polarizado se correría el riesgo de que estos espacios se contaminaran de ideología», advierte.
«En un contexto político polarizado se correría el riesgo de contaminar estos programas de ideología»
Santiago Frago
Instituto Amaltea de Sexología de Zaragoza
En este asunto el especialista recela incluso del valor de campañas informativas. Como la del 'Póntelo/pónselo', que tenía un doble objetivo: evitar las ITS y los embarazos no deseados. «La campaña con su eslogan fue sugerente, pero al estar diseñada por publicistas sin formación sexológica no sólo no tuvo ningún efecto, sino que propició más embarazos al trasmitir y promover, de modo subliminal, modelos de sexualidad impregnados de genitalidad».
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Doctora en Psicología por la Universidad Complutense Vanessa Fernández defiende el papel de los medios de comunicación para educar a la población de la mano de especialistas en la materia. Pero, advierte, si estos programas «no se manejan bien y sólo se habla de placer y de prácticas sexuales sin ninguna responsabilidad, esa gran arma que podíamos tener para educar se convierte en una bala que la va a dañar, porque va a fomentar la práctica de relaciones y la excitación sexual sin hablar de los más importante, que es la prevención», advierte la autora de 'Padres que echan humo. Cómo sobrevivir a los hijos adolescentes'.
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